Ministra argentina usó cuestionado informe de la Operación Huracán para detener a mapuches
En septiembre de 2017, el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, viajó a Argentina para recabar antecedentes sobre un posible tráfico de armas, situación que provocó un operativo al otro lado de la cordillera.
El cuestionado informe de la Operación Huracán también trajo coletazos en Argentina, ya que la ministra de seguridad Patricia Bullrich se basó en este documento para poner en marcha junto con el aparato de seguridad chileno la persecución del “enemigo interno”, acusando a los mapuches de terroristas.
En septiembre de 2017, el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, viajó a Argentina para recabar antecedentes sobre un posible tráfico de armas. En esa visita, se reunió Bullrich, en el marco de las indagatorias tras los resultados de la Operación Huracán.
Fue entonces cuando Aleuy le entregó laa carpeta con los antecedentes recopilados por la Diplocar con la transcripción de conversaciones por WhatsApp entre los detenidos sobre la inminente importación de armas desde Argentina. Estos son parte de los mensajes que hoy son cuestionados por el Ministerio Público de ser un “montaje”.
La ministra de Seguridadprecisó el 15 de enero a la agencia Telam que “el contacto con Chile es permanente”. También dijo: “Allí hay un elevado nivel de violencia del grupo CAM (Coordinadora Arauco Malleco), socio de la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche)”.
La postura de la ministra ya ha sido cuestionada en Argentina. El periodista Ricardo Ragendorfer publicó una columna titulada “El informe trucho que Bullrich compró a Chile“, donde detalla que la reunión de las autoridades chilenas y argentinas coincidió con la crisis por la desaparición de Santiago Maldonado.
“Si del otro lado de la cordillera se desplomaron todas las imposturas en torno a la CAM, ¿qué queda aquí de la RAM? ¿Qué valor tiene entonces el mamotreto ministerial de 180 páginas?“, cuestionó. “¿Qué subsiste del Comando Unificado con las provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén? ¿Qué quedó del ‘enemigo interno’? Sólo Dios lo sabe“, concluye la columna.