Las extrañas criaturas del holandés Theo Jansen llegan a Chile por primera vez

Cuando Theo Jansen leyó una noticia sobre el aumento del mar en Holanda, se inquietó. Era 1989 y la palabra cambio climático era apenas conocida. Pero el posible y cercano hecho de que su país desapareciera producto del agua, lo motivó a imaginar un mundo donde grandes criaturas pudiesen detener ese fatídico destino.

En ese entonces Jansen publicaba regularmente columnas en el diario Volkskrant. “Sería fantástico si tuviéramos unos animales que removieran continuamente la arena de nuestras playas, que la arrojaran al aire, para que, a continuación, el viento se encargara de llevarla hasta las dunas”, escribió.

Ese fue el germen de una idea que luego derivaría en la creación de los Strandbeest, animales de playa que, en realidad, son esculturas cinéticas hechas en base a tubos de plástico y cinta adhesiva. Esas extrañas y enormes criaturas llegarán a Chile por primera vez, en un exposición montada en el Centro de Arte Contemporáneo de Cerrillos, desde el 14 de abril hasta el 1 de julio, completamente gratis.

De profesión físico, el artista holandés se ha dedicado en los últimos 27 años a hacer evolucionar su proyecto. Lo sorprendente de su obra no es tanto el tamaño de los animales, que miden casi 4 metros de alto, si no su desarrollo que simula el de un ser vivo: respiran, caminan y mueren después de un año.

Desde 2006, Jansen empezó a dotar a sus criaturas de una especie de cerebro. Sólo así pueden identificar ciertas acciones necesarias según los diferentes elementos del territorio; no caerse, saber enfrentar el viento, así como también sortear los diversos escollos del suelo.

Lejos de tener su obra resuelta, ahora el artista trabaja en la posibilidad de que se puedan reproducir, dado que tienen estructuras replicables basadas en algoritmos.

La muestra es organizada por Fundación Mar Adentro y el Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio. Si bien la existencia de los Strandbeest no contribuye a disminuir los efectos del cambio climático, invita a repensar el frágil escenario ambiental.

Beatriz Bustos, directora de la fundación, dice que “la relación de su trabajo con el medio ambiente es estrecha, pues se basa en la observación de la naturaleza y en cómo funciona la evolución. Entonces estas obras contienen desde su concepción y mecánica esta utopía, y siguen interpelando para pensar en cómo nos relacionamos con el medio, cuyo principal y grave efecto actual es el cambio climático”.

En ese contexto, eligieron los animales de Jansen para exponerlos en Chile dado que promueven imaginar futuros posibles. “Es una obra que tiene muchas más lecturas que su espectacularidad, y que llevan a cuestionar también la relación humana de dominación de la naturaleza, y por lo tanto de los seres humanos con los animales, su entorno y con los mismos seres humanos”, añade Bustos.