De alcalde de Pinochet a crítico del divorcio: el perfil del candidato favorito para la Corte Suprema
El abogado es uno de los integrantes de la quina presentada por el máximo tribunal a Piñera para que escoja el próximo miembro del pleno, que deberá ser ratificado por el Senado.
Este lunes, el Pleno de la Corte Suprema conformó la quina para proveer la vacante dejada por el ministro Patricio Valdés en el máximo tribunal, tras escuchar a los 14 postulantes que expusieron por 10 minutos frente a los magistrados. Los escogidos finalmente fueron los abogados Leonor Etcheberry, Ángela Vivanco, Jorge Baraona, Emilio Pfeffer y Gastón Salinas.
Las propuestas ya se encuentran en el escritorio del Presidente Sebastián Piñera, quien debe hacer la elección final para presentarla al Senado y que ésta sea ratificada por dos tercios de sus miembros. Esto ocurre en medio de la polémica por los dichos del ministro de Justicia, Hernán Larraín, quien afirmó que los jueces en Chile son de izquierda.
Según ha trascendido, quien tiene posibilidades de ser escogido por el Mandatario es el abogado Jorge Baraona -de la Universidad de Chile y con doctorado en la Universidad de Navarra, ligada al Opus Dei-, quien también contaría con algunos apoyos en la oposición, así como el respaldo del mundo judicial. Otros mencionan a Ángela Vivanco como una posible carta del Ejecutivo.
Aunque es reconocido políticamente en la derecha, a su favor juega por haber fallado contra la empresa Cencosud por cobros y cláusulas ilegales con su tarjeta Jumbo Más, lo que en esos momentos adquirió un cariz político al terminar golpeando la carrera presidencial del ex ministro Laurence Golborne en 2013.
Sin embargo, hay otro sector que cuestiona sus posturas conservadoras en varias materias, así como por haber sido designado alcalde por el dictador Augusto Pinochet. Baraona asumió como edil de Renca en 1989 hasta 1992, cuando se realizó la primera elección democrática tras la dictadura militar. Posteriormente fue candidato a diputado por la UDI en 2002 (Quilicura, Pudahuel).
En su biografía destaca que es hijo de Jorge Baraona Urzúa -fundador de la Universidad Finis Terrae- y sobrino de Pablo Baraona, ex presidente del Banco Central, ex ministro de Economía y Minería, bajo el mando de Pinochet. En su trayectoria, por otra parte, fue decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Los Andes, profesor de la U. de Chile y también abogado integrante de la Corte Suprema.
En el sitio Wikibello, sus alumnos los describen como “un buen profesor, bien amigable y cercano”, “dueño de un histrionismo particular y de sonrisa fácil” y que es “reconocido por muchos como uno de los mejores civilistas del país”.
Anti divorcio y matrimonio igualitario
En materias valóricas, Baraona se ha manifestado conservador en distintos momentos, llamando la atención su cuestionamiento al divorcio como una alternativa. En la presentación del libro: “Parejas homosexuales: ¿unión civil o matrimonial?” (2013), el académico analiza que “en mi comprensión del matrimonio, éste es una institución que emana de la propia realidad de la persona, y ello supone no sólo la diferenciación de sexos, sino, más al fondo, la indisolubilidad vincular“.
“Por ello, cuando me dicen que se quiere igualar el amor homosexual, hasta el punto de permitir el matrimonio legal, yo pienso que el matrimonio legal que hoy tenemos en Chile no es el verdadero matrimonio, pues le falta la indisolubilidad del vínculo”, agrega en el mismo texto.
E insiste: “Si no hay indisolubilidad, no existe propio y verdadero matrimonio“. “El compromiso matrimonial, para ser auténtico, debe ser capaz de asegurar un lazo que no se rompa sino con la muerte de uno de los cónyuges”, dice. Frente al Acuerdo de Unión Civil, el abogado afirmaba que “una regulación amplia de un acuerdo de vida en pareja puede ser gravemente desestabilizador, porque iría contra el matrimonio. Si hoy la gente no se casa por no comprometerse, obviamente tenderá a una unión menos intensa que a una más exigente”.
Respecto del matrimonio igualitario, Baraona dice que “no existe razón de peso para proteger legalmente el amor en sí mismo, a los efectos de institucionalizarlo por la vía del matrimonio, porque no es el amor lo que hace nacer el vínculo matrimonial, sino el pacto conyugal, haya o no allí amor en quienes lo comprometen“.
“La familia que potencialmente está disponible en la relación de tipo heterosexual, es la que justifica el matrimonio”, explica, justificando el hecho de poder tener hijos.
“No puede ser admisible el matrimonio homosexual, porque no tiene base de sustentación natural, al no ser necesario para proteger el amor homosexual, ni imprescindible para generar, educar y proteger los nuevos seres humanos, función que debe ser cumplida por parejas heterosexuales. Por último, no es por la vía de desnaturalizar una institución, como se logran las reivindicaciones sociales“, dice y concluye que “no veo razón para una regulación de este tipo, que no sea política”.