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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Una universidad privada creadora de ciencia

"Para los inversionistas, en tanto, existe un convencimiento de que la inversión en innovación y desarrollo, en áreas que están a la vanguardia mundial, y con profesionales chilenos e internacionales de primer orden".

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Roberto Bobadilla es Bioquímico. Dr. rer. nat. Gerente General Cells for Cells S.A.

A comienzos de este año, la Asociación Nacional de Investigadores en Posgrado (ANIP) realizó la segunda encuesta de “Inserción de investigadores científicos 2018”. De acuerdo a sus resultados, un 16% de las personas con doctorado no tiene empleo, lo que se traduciría en unos 2.278 profesionales cesantes de un universo de 14.237 doctores que Chile tendría este año.

Una cifra alta, considerando que el progreso científico de un país es la mejor medida de su desarrollo, y en nuestro país aún hay espacio para mucho crecimiento. Chile no tiene una cantidad de científicos suficiente para resolver todos los problemas internos y asegurar un futuro sostenible, en cuanto al desarrollo económico, el bienestar social, y el progreso cultural. A modo de ejemplo, el número de científicos trabajando en Chile, per cápita, es un tercio del de China.

La falta de empleos y los recursos limitados de inversión que esta área recibe hace necesario involucrar activamente a la empresa privada, así como concretar una institucionalidad como el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología, que fomente la innovación, que apoye y promueva la generación de empleos y que incentive la inversión para incrementar el desarrollo de la ciencia en el país.

Mientras esto no se materialice, la apuesta se centra principalmente en los fondos públicos disponibles, y menos en el aporte que empresas privadas, en colaboración con instituciones públicas u otros organismos, puedan hacer para fomentar iniciativas innovadoras. La alianza público-privada pareciera ser una alternativa de trabajo asociativo donde la transferencia de conocimiento debiese ser uno de los objetivos primordiales. Pero para lograrlo, aún falta. Según la última Encuesta Nacional sobre Gasto y Personal en I+D, el año 2016 se gastaron 613.475 millones de pesos, lo que corresponde a un 0,37% del PIB. Cifra que continúa históricamente siendo inferior al 2,38%, promedio de la OCDE.

Tratar de revertir esa cifra es un desafío importante para el país y para algunas empresas. En Cells for Cells, se apostó por este modelo. La mayor empresa biotecnológica en terapia celular del país se creó a partir de un proyecto de Innovación Tecnológica de CORFO y el aporte de inversionistas privados que creyeron en el proyecto.

Hace algunos años, los grupos de inversión de las familias Fernandez-León y Garcés-Silva junto al empresario Roberto Roizman y la Universidad de los Andes, convergieron en la idea de crear un emprendimiento de clase mundial que les permitiera ser pioneros en el desarrollo y aplicación de terapia celular. Esta idea se materializó con la fundación de Cells for Cells como empresa biotecnológica. Es así como la empresa surgió de la inquietud de un grupo de investigadores de la Universidad de Los Andes con un real interés en el desarrollo de innovaciones para mejorar la calidad de vida de cientos de pacientes con enfermedades que parecían no tener tratamiento.

Para los inversionistas, en tanto, existe un convencimiento de que la inversión en innovación y desarrollo, en áreas que están a la vanguardia mundial, y con profesionales chilenos e internacionales de primer orden, dan la garantía de estar haciendo lo correcto para ser un aporte a la sociedad.

Pioneros a nivel latinoamericano y dedicados a la investigación, desarrollo y comercialización de terapias celulares innovadoras, Cells for Cells es el primer spin-off de la Universidad de los Andes, cuyo objetivo es crear una plataforma traslacional, que facilite el desarrollo de terapias para el tratamiento de enfermedades degenerativas y autoinmunes. Privilegiando la incorporación de capital humano avanzado, está formada por un equipo multidisciplinario de más de 40 profesionales de primer nivel, sobre 80% de investigadores con posgrado, provenientes de más de 10 países de distintos continentes, lo que otorga el carácter internacional de la compañía.

En la actualidad, la empresa ha desarrollado, entre otras, una terapia basada en células mesenquimales de cordón umbilical para tratar la Artrosis de Rodilla denominada Cellistem® OA y que incluye protección de la propiedad intelectual asociada. Cada año en Latinoamérica mas de 50 millones de personas son diagnosticadas con artrosis y dos de cada cuatro sufre de artrosis de rodilla, siendo una de las principales causas de invalidez en la población sobre los 50 años.

En este escenario, es necesario pensar en nuevas terapias que ayuden a palear los costos de estos tratamientos, mejorar la función articular y sobretodo, ayudar a los pacientes con Artrosis a mejorar considerablemente su calidad de vida.

Asimismo, esta iniciativa biotecnológica con financiamiento privado llevó a cabo un estudio clínico para demostrar la seguridad y eficacia preliminar del tratamiento de la Insuficiencia Cardiaca Crónica con terapia celular, el que fue recientemente publicado en la revista científica Circulation Research Journal de la American Heart Association, cuya editorial destacó el trabajo de este grupo de investigadores denominándolo como “extremadamente atractivo, dada la practicidad y la asequibilidad de la terapia en una unidad hospitalaria estándar, o incluso para un paciente ambulatorio”, y mostrando el camino hacia un paradigma potencialmente nuevo para una terapia celular deseable: simple, escalable, ampliamente adoptable y, de manera importante, en esta era de la asistencia sanitaria: comparativamente asequible.

En base a lo antes descrito, el caso de Cells for Cells incubado en la Universidad de Los Andes y con el apoyo de grandes grupos económicos del país parece ser una potencial receta de éxito para el desarrollo de ciencia de alto impacto y con valor agregado, que permita no solo emplear a nuestros investigadores haciendo productiva la inversión pública en su perfeccionamiento, sino generar investigación e innovación que sea un verdadero aporte al desarrollo del país.

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