Exposición de Ai Weiwei en Chile: 5 obras imperdibles del artista visual chino
"Inoculación" hace un recorrido por la trayectoria del artista a través de 30 obras.
En biología, inoculación hace referencia al proceso de inyectar microorganismos en el cuerpo para desarrollar inmunidad ante una enfermedad específica. Sin embargo, la raíz latina de la palabra se traduce algo así como “hacia el interior de los ojos”. Tomando eso en cuenta y con la convicción de llamar las cosas por su nombre, el artista conceptual chino Ai Weiwei tituló “Inoculación” su última exposición, que está siendo exhibida en Chile por primera vez hasta el 9 de septiembre en CorpArtes, y que reúne 30 de sus obras.
La muestra, presentada por Fundación CorpArtes junto a Moneda Asset Management, tiene elementos particulares que no se replicarán en las otras exhibiciones por Sudamérica. Una de ellas son las obras del padre de Ai Weiwei, Ai Qing, destacado poeta chino quien forjó una fugaz e intensa amistad con Pablo Neruda. Producto de esa relación, Ai Qing visitó Chile en 1954, dedicando parte de su poemario a estas tierras así como también al Premio Nobel. A 64 años de eso, Ai Weiwei expone por primera vez en Chile, retomando el vínculo heredado por su padre. Acá un recorrido por sus 5 obras imperdibles.
Bicicletas por siempre
La instalación de 1.254 bicicletas de aluminio unidas entre sí y montadas unas sobre otras está en el frontis del centro cultural. El objeto emula la marca de la típica bici china de clase media, y es uno de los transportes más típicos de la cultura de ese país. Ai Weiwei también es arquitecto, así que desde esa profesión le interesa el poder de construcción que tiene cualquier elemento, ya sea una bicicleta o bien un banquillo.
Legos
Ai Weiwei es el protagonista de tres grandes fotos en blanco y negro que parecieran estar pixeladas. Pero de cerca, se advierte que la obra está hecha de legos, recolectados gracias a personas que quisieron participar de algún modo en el proceso. En las imágenes se ve al artista dejando caer al suelo una vasija de una remota dinastía china. Si en occidente romper una obra de arte es algo incomprensible, la historia de China lo registra como una práctica recurrente en la época de Mao Zedong. El líder comunista ordenó destruir todo objeto relacionado al pasado, con la ilusión de construir un nuevo país durante la Revolución Cultural.
Ley del viaje, Prototipo B
Un gran bote negro hecho de pvc ocupa una sala entera de la exposición. En él hay 51 personas. Las caras no tienen rasgos, pero se advierte que hay hombres, mujeres, niños. La obra representa la crisis humanitaria de los refugiados, quienes escapan de la guerra y atraviesan el Mediterráneo con la ilusión de encontrar una mejor vida en Europa. Cuando a Ai Weiwei le preguntaron porqué hizo un bote tan grande, él respondió algo que le parecía obvio: es que el problema es muy grande, y no tiene por qué pasar desapercibido. El bote dialoga con el papel tapiz que está en la sala de al lado. En él se cuenta la historia de los refugiados, a través de una estética greco romana cuyo mensaje es que la historia se repite, que la historia de la humanidad está hecha de eso, de migración.
Semillas de girasol
Esparcidas por el suelo, hay 15 toneladas de semillas de girasol. Se trata de réplicas de porcelana, hechas y pintadas a mano por cerca de 1.500 personas de Jingdezhen, pueblo ubicado a mil kilómetros de Beijing, donde antes se trabajaba ese material y ya no. Para el artista el proceso de esta obra fue más significativo que la obra en sí misma, dado que sus colaboradores estuvieron 10 meses creando estas pequeñas piezas, sin saber para qué serían usadas, teniendo un trabajo remunerado. Antiguamente, cuando se representaba a Mao, se pintaban girasoles a su alrededor, como metáfora del pueblo con que hizo posible la revolución.
Cangrejos
En 2010, el gobierno chino le dio la posibilidad a Ai Weiwei de crear su estudio en un terreno campestre, cercano a la capital. Sin embargo, el mismo día en que estaba planeada la inauguración, las autoridades le comunicaron que la construcción debía ser demolida, dado que era ilegal. En la tradición china, cuando se abre un nuevo espacio es usual hacer una cena con cangrejos, a modo de celebración. Precisamente esa comida tenía planeada el artista para inaugurar su estudio. La obra “Cangrejos”, réplicas de porcelana, hace referencia precisamente a aquello que no pudo ser.