Carta abierta a Piñera: las que no tenemos hijos no estamos enfermas
"Usted dijo que tiene una agenda de la mujer y con esta afirmación de que quienes no queremos tener hijos estamos enfermas, creo que su agenda se cae a pedazos, porque usted nos ve como máquinas de hacer guaguas".
Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.
En la Cuenta Pública, el Presidente Piñera dijo: “Una sociedad donde las familias no quieren tener hijos, es una sociedad enferma”. Me presento. Mi nombre es Janet Noseda, tengo 36 años y desde hace muchos años decidí que no quería tener hijos. ¿La razón? Muy simple. No me gustan los niños. Punto. No soy una mujer maternal y enfoqué y planifiqué mi vida en torno a mi carrera profesional. Sería irresponsable de mi parte tener hijos porque simplemente no los vería.
Pero bueno, no tengo porque darles explicaciones. Lo que quiero es aclarar que aquellas monstruosas mujeres que no son maternales y no quieren tener hijos, no estamos locas ni enfermas. ¿Tanto cuesta entender que mujer no es sinónimo de obligación de parir hijos?
Señor Piñera, no se meta en mis decisiones personales y de pareja. Si me reproduzco o no, es cosa mía, no suya, no de la iglesia, no del Estado. MÍA. Clasificar si estoy o no enferma producto de si tomo o no la decisión de tener hijos, es una patudez. Usted no tiene por qué meterse en mis decisiones personales.Hay mujeres que son maternales y siempre supieron que querían tener hijos. Yo no. No soy maternal.
No me gustan los niños pero le aseguro que soy una de las personas más inteligentes con las que pueda tener una conversación, contribuyo en este país bastante producto de todo lo que trabajo, no soy delincuente y me criaron con sentimientos tales como compasión y nobleza. Le aseguro que soy un aporte y que soy una excelente persona. Muy alejada de lo que usted considera “enfermos”. Enfermo es quien roba, quien abusa de su poder, quien maltrata mujeres y niños, quien avala la violencia… y bueno, al que le caiga el sombrero, que se lo ponga, ¿o no?
Usted dijo que tiene una agenda de la mujer y con esta afirmación de que quienes no queremos tener hijos estamos enfermas, creo que su agenda se cae a pedazos, porque usted nos ve como máquinas de hacer guaguas. ¿Esa es nuestra máxima función en la sociedad?, ¿reproducirnos?, ¿a eso vine al mundo? Yo creo que vine a este mundo a ser feliz y a hacer feliz a otras personas, a desarrollarme, a contribuir en la sociedad y no a convertirme en máquina de hacer niños. Si usted no comprende este principio básico del ser mujer, su agenda de la mujer no sirve, porque nos maltrata y nos empequeñece.
Le recuerdo que la OMS estableció como un derecho humano el decidir si se quiere uno reproducir, cuántos hijos quiere tener, como, Etc., y le recuerdo que en este país ello no se cumple, porque con gran alharaca aprobaron la interrupción del embarazo para tres causales, cuando yo pienso, que es decisión de cada una interrumpir un embarazo siempre. Ya.
Olvídemonos que no tenemos ese derecho, pero, ¿ahora tenemos la obligación de reproducirnos?, ¿no basta con obligarnos a llevar a término un embarazo no deseado?, ¿ahora más encima hay que buscar como fin único en la vida embarazarse?
Suponiendo que hubiese decidido tener hijos y tuviese una hija, no me gustaría decirle que vino para ser madre a este mundo. Me gustaría decirle que vino para ser feliz, plena, una persona completa y que puede buscar esa plenitud de la forma que más le acomode.
Le ruego, señor Piñera, no siga metiendo la pata con las mujeres. No siga diciendo “nuestras mujeres”, porque no somos de usted y de hecho para mí usted no es mi presidente. Preocúpese en vez de andar convirtiendo a la gente en máquinas reproductivas, de los altos índices de feminicidios, de la educación sexista, de bajarnos los planes de salud de las isapres, de lograr que ganemos lo mismo que los hombres y si tanto le preocupa la maternidad y los niños, preocúpese del Sename, de los planes carísimos en las isapres por estar en edad fértil, de los niños y niñas abandonadas, de que nos acosan y de que nos matan.