Trabajo al aire libre: cómo protegerse de las bajas temperaturas
Ropa y calzado desarrollado especialmente para afrontar el frío, así como una adecuada capacitación, son fundamentales para quienes deben pasar largo tiempo trabajando en el exterior.
El frío ya se instaló en nuestro país, y por lo mismo, protegerse de éste resulta una prioridad, especialmente para quienes pasan gran parte de su jornada laboral al aire libre, tal como sucede con cobradores de parquímetro, trabajadores de obras viales y de bombas de bencina, entre tantos otros.
En estos casos, se recomienda que los trabajadores hayan sido previamente capacitados respecto al uso correcto de los elementos de protección personal, siendo estos la primera, segunda y tercera capa de ropa, como también calzado resistente al agua y al frío.
Además, según Álex Gerhard, jefe del Departamento de Prevención Interna de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), los trabajadores deben ser “capaces de reconocer los síntomas iniciales, por ejemplo, de la hipotermia y, de ser necesario, revertirlos o incluso ayudar a sus compañeros”.
Por otro lado, si el lugar de trabajo está en una zona geográfica extrema, junto con contar con ropa con características técnicas que permitan controlar y regular la pérdida de calor corporal, se debe disponer de algún método de calefacción acorde. Y si una buena parte del tiempo el trabajo se realiza en el exterior, se deben considerar aspectos como la temperatura y contar con un refugio.
En tanto, si los trabajadores se ven expuestos a un inminente incidente, hay tres factores que pueden marcar la diferencia: ante todo actuar con rapidez. Y por lo mismo, resulta tan importante la capacitación previa del trabajador y conocer los sistemas de apoyo, tal como el teléfono de Rescate ACHS 1404. Segundo, poner atención a la temperatura corporal (la normal oscila entre entre los 35° y 37°), pues si ésta baja se presentará lo que se conoce como “estrés por frío”. Y finalmente, está el ser capaces de frenar el frío, para lo cual hay que cambiar rápidamente la ropa húmeda, idealmente no dejando pasar más de 30 minutos. Además, se debe mantener libre la nariz y boca para así poder respirar adecuadamente.
Cabe destacar que la inhalación de aire frío y seco puede generar problemas respiratorios e incluso agravar otros, como sucede con el asma. También, debe ponerse atención a las extremidades inferiores, especialmente a los dedos de los pies y pabellón auricular (oreja), ya que estas zonas comenzarán a perder irrigación y podrían congelarse producto de una exposición prolongada al frío.