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Actualizado el 7 de Agosto de 2018

Faride Zerán y el movimiento feminista: “Va a intentar ser instrumentalizado o neutralizado desde distintos sectores”

La editora de "Mayo feminista. La rebelión contra el patriarcado" acusa una contradicción del Gobierno al respaldar la equidad de género pero rechazar el aborto libre. Ademas, asegura que "no existe igualdad si no tiene como correlato la equidad salarial. Lo otro es una farsa".

Por Consuelo Olguín
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La foto de la portada del libro “Mayo feminista. La rebelión contra el patriarcado” quedará cristalizada en la historia: una joven a torso desnudo, enmascarada, con el puño en alto, subida en la estatua del Papa Juan Pablo II en la casa central de la Universidad Católica.

Esa fue la primera marcha contra la violencia machista y por una educación no sexista, liderada por estudiantes mujeres. Luego de esa movilización, el movimiento feminista cobraría mayor fuerza con las cerca de 20 facultades en toma o paro a lo largo del país, exigiendo la creación de protocolos contra el acoso y abuso sexual al interior de las universidades.

La demanda llevó a que el gobierno impulsara una agenda de género, y que todos los partidos políticos tomaran una postura respecto al movimiento. Desde la UDI hasta el PS se declararon feministas. Por eso, la vicerrectora de la Universidad de Chile, Faride Zerán, advierte que “este movimiento va a intentar ser instrumentalizado o neutralizado desde distintos sectores”.

En entrevista con El Dínamo, la editora del libro que reúne 15 ensayos en torno al feminismo, señala que el movimiento cuestiona no sólo la supremacía del patriarcado sino que también el sistema neoliberal que lo respalda.

-¿Cómo observó el surgimiento de la llamada nueva ola feminista en Chile?

-Lo observé como un fenómeno inédito por la fuerza y magnitud del movimiento que claramente tenía características nacionales, y me pareció desde un comienzo que no se trataba de un movimiento más sino de un fenómeno cuyos alcances en términos de cambio cultural podían ser históricos. Esa percepción tenía que ver no solo con mi impronta de periodista que sigue la actualidad sino con mi rol de profesora universitaria en contacto con jóvenes.

-¿Cuáles son las causas que provocaron la irrupción y cuáles pueden ser la consecuencias a largo plazo?

-Desde el inicio, si bien las demandas apuntaban a protocolos que enfrentaran el acoso sexual en las aulas, también estaba la reivindicación de una educación no sexista, de igualdad de derechos, de mayor democracia y otros que apuntaban a un cuestionamiento no solo del patriarcado sino del propio sistema neoliberal del país. Esas causas que lo originan o que lo detonan son la punta de un iceberg de algo más profundo que tiene que ver con real igualdad de derechos y con un cambio cultural. Y sin duda hay contextos: Una mujer dos veces en la Presidencia de la República; el liderazgo de mujeres en la Fech ( cuatro presidentas en los últimos años), y en las federaciones estudiantiles de todo el país, etc. El largo plazo depende de cómo el movimiento sea capaz de permear no solo las estructuras de las universidades, sino del gobierno, del parlamento, y del conjunto de la sociedad.

-El libro fue publicado a dos meses de las marchas de mayo, dándole un carácter de urgencia. ¿De qué manera aporta al movimiento? 

-Aporta en la medida en que las distintas miradas que entrega el libro enriquezcan el debate sobre el tema. Que incorpore otros elementos, otros puntos de vista, más material para comprender que la lucha por los derechos de la mujer es una historia larga y compleja que partió a fines del siglo XIX y a comienzos del siglo XX con las luchas de las obreras feministas y anarquistas en el norte del país, quienes a través de sus periódicos impugnaron el patriarcado, acusaron a la Iglesia, y denunciaron la sobre explotación de las mujeres. Eso es poco conocido. Se ha invisibilizado la impronta política y revolucionaria de estos primeros movimientos.

-El caso de Sofía Brito prendió la mecha de las tomas y marchas contra el acoso y abuso, contra la violencia machista. Sin embargo en la última movilización, tres mujeres fueron acuchilladas. ¿Cómo se leen esos episodios?

-Toda mi admiración a la joven Sofía Brito que tuvo el coraje de denunciar a un personaje como Carlos Carmona, quien debería saber leer las señales éticas de su tiempo y no volver a las aulas de la Facultad de Derecho. Su renuncia es un gesto también hacia la academia, porque no basta que un profesor domine sus disciplinas. En el aula deberían ser igualmente importantes la solvencia académica como la ética. Esto no es sólo una cuestión legal. Sobre lo acontecido en la última marcha, es un hecho no solo repudiable sino que debe encender todas las alarmas. Porque si bien en los procesos de cambio es natural que existan tensiones, avances y retrocesos no resulta aceptable que en una democracia se apuñale a tres mujeres en una marcha, e institucionalmente no se reaccione con fuerza provocando una reacción de conmoción pública que inhiba este tipo de acciones brutales y fascistas destinadas a amedrentar a las manifestantes.

-Diamela Eltit advierte en su ensayo sobre los intentos de las mujeres de derecha de apropiarse del movimiento con el fin de diluirlo. ¿Comparte esa apreciación?

-Este movimiento va a intentar ser instrumentalizado o neutralizado desde distintos sectores. Por ello debe expandirse a todas las esferas del quehacer público interpelando todas las esferas del poder para lograr los cambios. Esto no se trata solo de acoso, se trata de igualdad en todos los planos, se trata de mayor democracia, de borrar las brechas salariales, de cambiar las conductas y enfrentar los estereotipos… Es algo profundo que requiere tiempo y coherencia.

-¿Cómo evalúa la agenda de equidad de género impulsada por el Presidente Piñera?

– Es muy incipiente para hablar en profundidad.

-¿Es contradictorio apoyar el movimiento y estar en contra del aborto libre?

-A mi juicio sí. Porque esto no es cosmética, se trata de derechos . Y uno de esos derechos tiene que ver con la decisión de la mujer sobre el cuerpo.

-¿Hay un peligro que se adopte una postura feminista en la forma pero no el fondo? Por ejemplo, la Cámara de Diputados aprobó establecer la igualdad de género en la Constitución, pero rechazó que se asegure la equidad salarial. 

-Eso me parece ridículo, muy del Chile de los 90 : “igualdad en la medida de lo posible”. No existe igualdad si no tiene como correlato la equidad salarial. Lo otro es una farsa.

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