Carmen Romero, reportera radial en el plebiscito: “Teníamos instrucción de salir a las calles a vigilar”
La directora de la Fundación Teatro a Mil despachó para Radio Nuevo Mundo todo el evento político. En la madrugada, cuando el régimen reconoció la derrota, celebró en la Alameda junto a sus compañeros periodistas.
El 5 de octubre de 1988, Carmen Romero estuvo prácticamente todo el día en la calle. En esa época era reportera de la Radio Nuevo Mundo, medio opositor al régimen, y le tocó cubrir el evento. “Teníamos una instrucción, de Víctor Vío, director de la radio, de salir a las calles a vigilar y dar cuenta de todo lo que pasaba ese día, para que los votos fueran reconocidos, porque teníamos terror de que no se reconociera un posible triunfo del No, que hubiera sabotaje”, recuerda.
La actual directora de la Fundación Teatro a Mil se dividía entre registrar y transmitir el día del plebiscito y amamantar a su hija. Para eso contaba con una van que la llevaba a su casa y luego la pasaba a dejar a distintos lugares de Santiago para continuar con la observación de las votaciones.
Ir a votar fue lo primero que hizo esa mañana. Luego, para la radio, debía informar desde su local de votación cuánta gente estaba votando, si se habían constituido las mesas, si los militares tenían tomados los lugares, y luego volver al recuento de votaciones y revisarlas.
Ese día, Carmen Romero trabajó junto a la periodista Alejandra Matus, Vicky Marín y Jaime Coiro. Todos desplegados en distintos puntos de Santiago para transmitir lo que se vivía en las poblaciones, en el centro. “Todos pensábamos que jamás Pinochet iba a reconocer una derrota, pero para eso estábamos. Había que jugársela y nos jugamos a concho para ir contando lo que estaba pasando, sabiendo también que eran registros importantes para salvar esa voz que estaba manifestándose”, dice.
El ambiente era álgido. Al terminar el conteo de votos, Carmen Romero pasó a la radio, ubicada en calle Estado, a entregar sus últimos despachos. Fue ahí cuando escuchó a la periodista Ximena Galleguillos decir entre lágrimas durante la transmisión que había ganado el NO, a eso de las 2 de la madrugada del 6 de octubre, cuando el régimen reconoció la derrota.
“Recuerdo esa emoción nuestra y las ganas de celebrar”, dice. Entonces se fue a la Alameda caminando. Ahí vio cómo la gente se abrazaba, vio que estaba feliz. Apenas había llegado cuando Patricio Aylwin, en su discurso, llamó a la gente a irse a sus casas.
“Sentí la desolación, de que no me dejaban celebrar, de que no podía celebrar ese día como yo quería. Tengo un recuerdo fijo de los abrazos, pero también de esas palabras que no eran las que querían escuchar. Yo quería saltar, bailar, quería estar toda la noche. Y recuerdo que con un grupo nos pusimos a gritar ‘no nos vamos, no nos vamos'”, recuerda Carmen Romero. Y así se quedaron un rato más, celebrando el fin de la dictadura.