“Vengo de una población también”: el relato de María José Quintanilla que los anti viviendas sociales deberían escuchar
Quintanilla sostuvo que "cuando segregamos una ciudad, estamos segregando la capacidad también de aprender. Solo por como tú ves a alguien, porque no te das la oportunidad de conocer. Y ahí sí estamos siendo inmensamente egoístas, no con el resto, con uno, porque esa gente te puede sorprender".
La polémica generada por el proyecto de viviendas sociales que el alcalde Joaquín Lavín pretende levantar en la Rotonda Atenas sumó una nueva voz a favor: la cantante María José Quintanilla.
Y es que mientras Raquel Argandoña cuestionaba esta iniciativa, señalando que “el chileno es flojo, le gusta que le den las cosas ”, la panelista de Mucho Gusto entregó otra visión.
Esto, luego de realizar una nota en la población El Castillo, considerada peligrosa, donde terminó al borde las lágrimas en el estudio.
Quintanilla explicó que “voy a tratar de respirar porque me emociona profundamente esta nota. Yo vengo de una población también, entonces conecto mucho con ellos, desde el poder hablar de manera lineal”.
“Muchos me decían ‘nosotros llegamos a nuestras pegas, tenemos que dar nuestras dirección. Y ya nos quedamos solo porque estamos en un lugar. ¿Qué culpa tengo yo de vivir aquí?’, decía una niña. ‘¿Qué culpa tengo yo de que mis compañeros no me quieran venir a ver porque es peligroso?’”, relató.
La cantante recalcó que “es una población que vive con un estigma, es una población que vive llena de cosas tristes, cuando adentro nadie se ha dado la oportunidad de conocerlos. Entonces, ahí es donde se vuelve injusto”.
“Yo digo por qué gente como la Feña, que va en cuarto año de Derecho, tiene que llegar a la universidad y encontrarse con gente que no la va a saludar porque viene de una población. Ella no es más ni menos, al contrario. Cuando la conocí, yo creo que es más que muchas personas quizás que yo conozco que son buenas, pero ella es más porque tiene un alma bondadosa también”.
Quintanilla sostuvo que “siento que cuando segregamos una ciudad, estamos segregando la capacidad también de aprender. Solo por como tú ves a alguien, porque no te das la oportunidad de conocer. Y ahí sí estamos siendo inmensamente egoístas, no con el resto, con uno, porque esa gente te puede sorprender. Yo me sorprendí”.
“Salió toda la gente de sus casas a saludarnos, no solo a mí, porque salimos con un equipo grande, era una nota que iban dos cámaras, todos preparaditos. Prejuicio también, debo admitirlo, dijimos ‘si pasa algo chiquillos, vamos dos cámaras, para agarrar luego las imágenes’, ¡prejuicio! Porque, al contrario, nos encontramos con casas que nos abrieron las puertas, nos ofrecieron almuerzo, quédese a tomar un tecito. Gente universitaria, gente que se levanta a las cuatro de la mañana, para poder llegar a los barrios altos a trabajar”, sentenció.
