Magalí Tajes, comediante argentina tras su paso por Chile: “No votar por el aborto legal es un acto egoísta e ideológico”
La han calificado de "la reina del stand up millenial" y de la "Mafalda del siglo XXI". Desde la vereda de la comedia, Tajes marca su postura respecto al machismo, violencia de género, aborto libre.
Magalí Tajes tuvo un meteórico paso por Chile. El fin de semana pasado, la comediante argentina se presentó en el Insomnia Teatro Condell de Valparaíso y luego en el Teatro de la Universidad de Chile en una función doble con su stand up titulado “Los otros”, un show donde mezcló psicoanálisis, filosofía y humor para hablar de la torpeza humana.
La argentina exploró en el humor hace tres años. Desde ese entonces hasta ahora, y con ayuda de las redes sociales, acumula miles de seguidores. Un millón, para ser exactos. La han calificado de “la reina del stand up millenial” y de la “Mafalda del siglo XXI”. Desde la vereda de la comedia, Tajes marca su postura respecto al machismo, violencia de género, aborto libre. En entrevista con El Dínamo, la humorista señala: “Para mí (el feminismo) es algo que se tiene que mostrar en actos, no sé si hace falta tanto cartel”.
-Cómo describirías tu relación con las redes sociales, más allá de tu trabajo? En Instagram te sigue 1 millón de personas.
-Es más que nada laboral, pero también es una compañía y un vínculo más cercano del que puede haber en el teatro o incluso con los libros, porque cuando las personas leen libros yo no estoy. El trabajo en las redes es uno diario, a pesar de que conozco a todos, de alguna forma sí los conozco y ellos a mí.
-Se dicho de ti que eres la reina del stand up millenial, una especie de Mafalda del siglo XXI. ¿Aceptas esas etiquetas?
-Siempre es lindo que te digan cosas lindas. Pero las dejo de quien las dice. Tampoco tomo las cosas malas, a menos que sean correcciones de errores, pero si alguien que dice que soy horrible haciendo comedia me lo tomo tan en serio como si alguien dice que soy excelente. Creo que lo importante es centrarme en hacer comedia de la forma en que más me guste, o ir creciendo con eso y no tanto en lo que se diga.
-Pero con la asociación con Mafalda supongo que quieren decir que eres irreverente o crítica al menos.
-Sí, porque hay muchas formas de hacer comedia. A mí me gusta una que tenga que ver con que la gente se vaya pensando en algo, además de haberse reído. Y eso puede parecer rebelde o mafaldiano, por decirlo de alguna manera. Pero es un piropazo que me digan Mafalda.
-¿Hay temas vetados en el humor?
-Cuanto más escabroso el tema, mejor tiene que ser la o el comediante. Pero no hay temas vetados en el humor. Te puedes reír a carcajadas con cualquier tema. Si te metés en un tema muy oscuro y el chiste es horrible, vas a morir en el escenario. Pero si hay chistes hechos sobre los nazis, o la discapacidad, o temas que decís que esto no va a hacer reír a nadie y está tan bien construido y está siempre del lado del que no gana, porque si siempre estás del lado del que castiga en el chiste, perdiste.
-Lo pregunto por temas que son más sensibles, como hacer humor sobre personas trans…
-Depende de qué lado te pongas. Si te ponés del lado de los que se ríen de la gente trans, sí, sos medio tonto, pero si podés reírte de tu prejuicio, eso es otra cosa. Depende de la óptica y el chiste.
-En “Los otros” hablas cómo las otras personas se nos van metiendo en la cabeza y terminamos incorporándolos. ¿Somos nuestro propio enemigo?
-La persona que más se miente en la vida es uno mismo, y la que más se pelea y más se persigue. Pero también es con la que más estás. Nadie está más con vos que vos mismo, y nadie te puede dejar más solo. La obra tiene que ver también con cómo no nos construimos a nosotros mismos, sino que estamos construidos a partir de otros, entonces hay que prestarle atención a la forma en la que uno le encajan las piezas de uno mismo, qué es lo propio, qué es lo ajeno, si tiene que haber un propio estático o se puede permitir cambiar, o en qué cosas no se permite mutar. A veces estás arrastrando líos de tus padres, en vez de ser propios.
-También se cuela el machismo en todo ámbito. ¿Cuál es el macho más peligroso, a tu parecer?
-Todos son peligrosos. Para mí es igual de peligroso el tipo violento que tiene su machismo más exacerbado como el que te hace creer que te cuida, que piensa que la mujer es la creación más linda del universo y por eso hay que protegerla y la anula.
-Mucho se ha hablado del rol del hombre en el feminismo. Los que se sienten afines al movimiento ¿deben reconocerse feministas como tal o eso genera sospecha?
-Para mí es algo que se tiene que mostrar en actos, no sé si hace falta tanto cartel. Por la misma razón que nadie le debería decir a los padres o a los amigos que es gay si no quiere, ¿por qué tenés que ir destacando que sos feminista? Si sos feminista se te va a notar. Hay feministas que te van a decir que está mal y otras que está buenísimo que apoyen. A mí me parece mejor que un hombre feminista actúe como aliado al movimiento, a que se cuelgue a una bandera o a una marcha. Que busque la igualdad desde el acto.
-¿Cuesta que generaciones anteriores entiendan el malestar que evidencia el feminismo?
-No depende de la generación, sino de la persona. Por ejemplo, cuando sos adolescente, hay gente que escucha música pop y gente que escucha al Flaco Spinetta, y no tiene que ver con tu edad, tiene que ver con tu cabeza, con cuán abierto seas y tu predisposición. En Argentina hay marchas donde ves a mujeres de 80 años y hay mujeres en el grupo de WhatsApp que tienen 20 y que están en contra. Sí creo que es más complicado para las generaciones anteriores el no resignarse. Muchas mujeres están como ‘bueno, está bueno para ustedes, pero yo ya pasé’. Y creo que no pasás, siempre podés adquirir un derecho nuevo.
-¿Cómo observas el desarrollo del Ni Una Menos en Argentina? Contrario a lo que se piensa, los femicidios van en aumento y la violencia está mucho más latente.
-Es una cuestión de tiempo. Si bien no se están disminuyendo los femicidios, se está visibilizando la problemática y eso por ahora está generando violencia y enojo. Obviamente nadie quiere que le quiten sus privilegios, entonces están reaccionando de una manera muy agresiva, pero con el tiempo eso va a transformarse desde la mujer, no creo que venga de los hombres. La misma mujer ya no nos vamos a poner en lugares donde nos sintamos inferiores o nos hagan sentir así. Las mujeres nos vamos a correr de esos lugares, o a frenarlos.
-¿En qué posición del feminismo te encuentras respecto a quienes lo cuestionan: en la postura de explicar, de denunciar, de confrontar?
-Depende. A veces estoy en situaciones en las que puedo explicar más, porque también estoy más informada de algunos temas, y en otras veo que el nivel de violencia del otro o de la otra, y la falta de comprensión pienso que no quiero perder el tiempo, porque no se va a llegar a ningún lado y yo me voy a enfermar y el otro no va a cambiar de opinión. El machismo es algo tan antiguo y tan arraigado a nuestra cultura que hay cosas que cuesta mucho ver. Incluso me pasa a mí que veo algo machista y no me había dado cuenta.
-La lucha por el aborto libre en Argentina se extendió a Chile. Una pensaría que el feminismo ha ganado terreno, pero finalmente las decisiones políticas las toman las autoridades que, en este caso, usan pañuelos celestes. ¿Qué es lo que les falta comprender a esos políticos, tanto argentinos como chilenos, para abrir las causales del aborto?
-Que es un tema de salud pública, no es un tema moral ni religioso. Y que nadie votó a un diputado o senador por su sistema de creencias, sino que legisle por el bien común. No votar por el aborto legal es un acto egoísta, ideológico y personal. No están obrando para el pueblo. O por lo menos en Argentina pasó eso: se pospuso el proyecto por creencias puramente religiosas, nadie decía ‘van a salir más caros los hospitales, o van a morir más mujeres’. Decían: ‘estamos matando vidas, y a dios no le gusta esto’. Calculo que acá habrá pasado algo igual.