“Dame la mano, que quiero notar la ausencia definitiva de sufrimiento. Tranquila, tranquila. Ahora te dormirás enseguida”, le dijo él mientras veía morir a la mujer que amó y que por los últimos 30 años sufrió esclerosis múltiple.
Copia y pega esta URL en tu sitio WordPress para embeberlo
Copia y pega este código en tu sitio para embeberlo