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23 de Agosto de 2019

Cómo Cuba le enseñó al chavismo a neutralizar la disidencia militar

Según los documentos obtenidos, se pudo comprobar que bajo la asesoría de militares cubanos, Venezuela reformuló la unidad de inteligencia infundiendo miedo y aplastando a la disidencia.

Por Redacción EL DÍNAMO
Cuba
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Un reportaje de la agencia de noticias Reuters reveló dos acuerdos del año 2008, donde queda de manifiesto cómo la doctrina de Cuba redefinió la seguridad venezolana y el servicio de inteligencia militar venezolano, transformando a la nación caribeña en una dictadura.

Todo se remonta al año 2007 cuando Hugo Chávez sufrió su primera derrota y los venezolanos no le permitieron postularse a la reelección indefinidamente.

Molesto, el Presidente recurrió a su par ideológico, Fidel Castro, para apoyarse y definir nuevas estrategias.

Cuba estaba ansioso por ayudar a Chávez a mantenerse en el poder y el consejo era uno: garantizar el control absoluto de los militares.

“Si Chávez daba los pasos correctos, podría aguantar tanto tiempo como Castro en el poder”, indicaron tres ex asesores del ex presidente venezolano.

No en vano, las fuerzas armadas de Cuba, con el hermano de Castro al mando, han controlado todo el país durante décadas.

Para llevar a cabo el plan, ambos países elaboraron dos acuerdos que dieron a Cuba un prolongado acceso a la seguridad militar de Venezuela y amplia libertad para espiarlo, creando un servicio de inteligencia denominado como la Dirección General de Contrainteligencia Militar, (DGCIM).

Gracias a los documentos obtenidos por Reuters, se pudo comprobar que bajo la asesoría de militares cubanos, Venezuela reformuló la unidad de inteligencia infundiendo miedo y aplastando a la disidencia.

De esta forma, el servicio de inteligencia diseñado por Cuba para mantener a Chávez a la cabeza de Venezuela, comenzó a ser conocido por sus tácticas represivas, acusados por soldados, legisladores de oposición y grupos de derechos humanos.

Según los documentos publicados ​​por Reuters, los acuerdos firmados permitieron a las fuerzas armadas de Cuba: entrenar a soldados en Venezuela, revisar y reestructurar partes del ejército venezolano, entrenar agentes de inteligencia venezolanos en La Habana, cambiar la misión del servicio de inteligencia de espiar a rivales extranjeros a la de vigilar a los propios soldados, oficiales e incluso comandantes de alto rango.

Por su parte, el vicepresidente estadounidense Mike Pence denunció esta “influencia maligna” de La Habana en Caracas, a lo que el canciller cubano, Bruno Rodríguez se defendió: “Rechazo categóricamente reiteradas y falsas acusaciones sobre militares cubanos que entrenan, controlan o intimidan en Venezuela”.

La DGCIM comenzó a interceptar los teléfonos de los oficiales, incluidos los comandantes militares de alto rango, para escuchar sobre posibles conspiraciones.

Asimismo, un informe reciente de Naciones Unidas acusó a la DGCIM de incurrir en tortura, incluyendo descargas eléctricas, asfixia, inmersión en agua, violencia sexual y privación de agua y alimentos.

Según el reportaje, bajo el gobierno de Nicolás Maduro, oficiales de este servicio de inteligencia, han sido promovidos a altos cargos, incluido el comando de seguridad personal del mandatario.

Grupo de Coordinación y Enlace de la República de Cuba o GRUCE

El segundo acuerdo creó un comité conocido como el Grupo de Coordinación y Enlace de la República de Cuba o GRUCE. Este estaba compuesto por ocho “especialistas militares” cubanos, quienes enviaría asesores a Venezuela para inspeccionar unidades militares y entrenar soldados.

Un ex funcionario de inteligencia venezolano recordó la capacitación que recibió de instructores cubanos: “Ellos acosaban a los estudiantes con preguntas sobre sus creencias políticas”

Luego de la muerte de Hugo Chávez, un número creciente de tropas buscaba desertar, la DGCIM se volvió más agresiva.

En julio de 2017, un teniente del ejército en Caracas fue llamado a la oficina del comandante de su batallón. Alguna vez partidario de Chávez, se unió al ejército en 2004, pero bajo Maduro perdió el entusiasmo y dijo a los superiores que planeaba irse.

Según el informe al que tuvo acceso Reuters, el comportamiento de este teniente fue “contrarrevolucionario”. La DGCIM le quitó su teléfono y le dijeron que era necesario que los acompañara para una “entrevista”. Ahí lo dejaron en una celda subterránea y lo esposaron a una silla. Cada día, un hombre entraba y lo golpeaba repetidamente. Las palizas rompieron dos vértebras.

Si bien, los funcionarios venezolanos no han comentado públicamente el caso, el misterio entorno al servicio de inteligencia militar venezolano comienza de a poco a  ser dilucidado.

 

 

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