The Economist asegura que disturbios en Chile dañan la imagen país: “La respuesta del Gobierno fue inepta”
La publicación destacó que pronto Chile será sede de la cumbre APEC y de la COP25. "Se mostraba como un bastión de estabilidad en América del Sur. Piñera no tiene mucho tiempo para convencer a los dignatarios que esto sigue siendo cierto”, asegura.
El medio británico The Economist fue lapidario en el análisis al panorama social y económico que vive Chile luego de las protestas que se han vivido desde los últimos días.
“Los disturbios que se registraron en Chile el fin de semana dañan la imagen de estabilidad del país”, sentenció el semanario.
“La violencia ha impactado a muchos chilenos. Su país es uno de los más prósperos y pacíficos de América del Sur. Ahora ha sufrido el tipo de agitación que ocurrió recientemente en Ecuador, un país mucho más pobre, cuando su gobierno aumentó los precios del combustible para cumplir con los términos de un acuerdo con el FMI (también cedió)”, indicó.
Asimismo, The Economist criticó el nivel de respuesta que los ministros han tenido al enfrentar períodos de crisis.
“La respuesta del gobierno fue inepta”, recordando cuando el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, sugirió a los santiaguinos levantarse más temprano para pagar tarifas más bajas en el Metro.
“Los chilenos no solo están enojados por el precio del transporte. La salud es precaria y la educación pública es pobre. Las pensiones, manejadas por firmas privadas bajo un sistema establecido por el régimen de Pinochet, son bajas. La creciente inequidad activa el malestar social”, se lee en la publicación.
“Piñera ha fallado en generar una empuje económico notable, una de sus principales promesas de campaña, ya que el crecimiento anual fue de solo 1,9% en el segundo trimestre de 2019. El Presidente de Chile ha sido lento en lograr reformas de pensiones y tributarias, haciendo que el gobierno se vea como ineficiente”, aseguró el medio británico.
The Economist destacó que pronto Chile será sede de la cumbre APEC y de la COP25. “Se mostraba como un bastión de estabilidad en América del Sur. Piñera no tiene mucho tiempo para convencer a los dignatarios que esto sigue siendo cierto”, concluye la publicación.
The first sign of resistance was an outbreak of large-scale fare-dodging, which suddenly escalated into violence https://t.co/8ZC1WBmRkq
— The Economist (@TheEconomist) October 21, 2019