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16 de Enero de 2020

Thomasin McKenzie, protagonista de Jojo Rabbit: “La película utiliza el humor para ridiculizar a Hitler y aniquilarlo”

La joven actriz interpreta a Elsa en la cinta centrada en un niño adoctrinado con las filosofías del partido nazi que ve cómo todo se derrumba al darse cuenta que su madre esconde en el ático a una joven judía.

Por Rodrigo León
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Jojo Rabbit está basada en la novela Caging Skies de la autora Christine Leunens, pero fue enriquecida a través de la mirada distintiva de su director Taika Waititi.

En la cinta conocemos a Jojo (Roman Griffin), quien, en tiempos de guerra en Alemania, es adoctrinado con las filosofías del partido nazi y del movimiento Hitler Youth (Juventud de Hitler). Su mejor amigo imaginario -una versión de Adolf Hitler– es interpretado por el mismo Waititi.

Cuando Jojo descubre que su madre está albergando a una joven judía en su ático, la retórica que ha llegado a apoyar comienza a desmoronarse.

Es ahí cuando conocemos a Elsa, la que es interpretada por la joven actriz Thomasin McKenzie, quien ya llevaba algunos años dando sus primeros pasos en la actuación cuando le dieron un papel en Leave No Trace, de Debra Granik.

La directora se sintió atraída de inmediato con la artista para interpretar el papel de Tom al lado de Ben Foster, en su película acerca de un padre y su hija que llevan una vida autosuficiente. Por su actuación en la película, McKenzie obtuvo varios reconocimientos a actriz revelación, y pasó a estar en boca de todo director de casting.

– Cuándo te llegó el guión de Jojo Rabbit de Taika Waititi, ¿cuál fue tu impresión al leerlo?
– Es un guión que no olvidas después de haberlo leído. Se queda en ti. Utiliza el humor para ridiculizar a Hitler y aniquilarlo; matarlo a través de la risa. Y debido a que es un contenido muy serio, y una temática que necesita ser abordada con algo de sensibilidad, el que haya usado humor le da cierto sentimiento. Estaba escrito de una manera hermosa, y en vista de que Taika es neozelandés como yo, también eso me daba mucha curiosidad.

– ¿Taika es respetado en su país natal?
– Sin lugar a duda es un héroe local, ahora forma parte un poco de la realeza de Nueva Zelanda. Todo el país está muy orgulloso de él porque está haciendo cosas increíbles. Está dando saltos inmensos. Durante muchos años había estado trabajando en casa, y, de repente, está haciendo grandes películas que todo el mundo está viendo.

En ese sentido, McKenzie confiesa que “me encanta su sentido del humor. Es también similar al sentido del humor británico, en cuanto a que es muy mordaz. Algo del humor en Jojo Rabbit es muy brutal y honesto; no se anda con rodeos con el contenido. Se mete de lleno, y eso es lo que lo hace tan efectivo, a la manera muy inteligente de Taika”.

– ¿Qué te pareció tu personaje, Elsa?
– Para mí, Elsa es una víctima, desde luego, porque la hacen pasar por muchas cosas horribles en una época muy atroz y aterradora, pero nunca deja de ser ella misma. Es fuerte y tiene confianza en sí misma. Es ingeniosa y divertida, y se rehúsa a tan sólo ser una víctima. No es para nada como los nazis la ven. Así que fue la seguridad en sí misma, y el hecho de que no está dispuesta a soportar estupideces de nadie, lo que me encantó de ella.

– La relación entre Jojo y Elsa está definida de una manera muy bella. Elsa ve lo bueno en Jojo casi de inmediato. ¿Cómo abordaste la relación con Roman Griffin, quien interpreta a Jojo?
– Admiro mucho a Roman. Durante el rodaje fue todo un soldado. Tenía once años cuando producimos la película, y estuvo todos los días en el set, a toda hora, trabajando muy duro y con sumo respeto por la gente a su alrededor. Todos los días aportó una gran cantidad de alegría al set, y nunca estuvo de malas o exigiendo atención. Nunca se quejó. Hizo un trabajo hermoso. Cuenta con una gran madurez emocional, y debió de haber sido difícil para él abordar una temática como esta, porque es muy joven y la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto son temas muy serios, escalofriantes y confusos. ¿Cómo pudo haber vivido la gente esas cosas? ¿Cómo pudo Jojo haber seguido adelante con sus superiores y con la gente que tenía todo el poder, y creer todo lo que le decían? Se requiere de mucha madurez emocional tener la capacidad de abordar algo así.

Uno de los puntos, acota la actriz, que le llamó la atención al momento de leer el guión, fue que la historia estaba contada desde el punto de vista de un niño de diez años. “Te muestra cómo ve el mundo, y cómo percibe, entiende y absorbe todo lo que está sucediendo a su alrededor. Me parece que es algo muy importante que todos tienen que ver”, aseguró.

– ¿Qué tanta investigación hiciste?
– Hice mucha investigación para el papel. Estaba muy consciente de que tenía una gran responsabilidad al contar esta historia, que tenía que hacerlo con sumo cuidado y sensibilidad. Hice toda la investigación que me fue posible, porque quería adentrarme en el proceso con la seguridad de saber en cierta forma cuál era la historia que estaba contando. Es impactante que algo así haya sucedido. Que la gente se haya salido con la suya haciendo semejantes cosas. Por irónico que parezca, rodamos la película en un estudio llamado Barrandow, en Praga, que fueron construidos originalmente para filmar propaganda nazi. Con esto, como que se cerró un ciclo. Fue inquietante rodar en esos estudios, a sabiendas de la historia de lo que se había filmado ahí en el pasado. Los mensajes tan terribles que estaban siendo difundidos afuera de esas paredes.

– ¿Qué opinas de la actuación de Taika, el director, como el Hitler imaginario?
– Es grandioso en ese papel. Recuerdo haberlo visto dando un gran discurso, al estilo de Nuremberg, en la cocina de la casa de Jojo. Estaba sorprendida con lo poco que usaron de él en la película terminada, porque dio todo de sí; pateando y gritando. Pero eso es lo que hace a Taika tan bueno. Si eres un director que trabaja en una película donde también actúas, debe ser muy difícil no poner lo mejor que tienes de ti mismo en ella y ser autoindulgente. Pero Taika no lo es. Ha de haber tenido que tirar mucho material de toda la improvisación que hizo. Cada toma era muy diferente.

– ¿Cómo describirías su método como director?
– Me parece que sabía exactamente la película que estaba haciendo, toda vez que ya había trabajado mucho tiempo en ella antes de que la haya filmado. Sabía lo que quería, pero también les dio a los actores mucha libertad de experimentar con el humor, e intensificarlo o atenuarlo. Sin lugar a duda, es un tipo muy chistoso, que es lo que todo mundo ve en la superficie, pero también tiene un corazón inmenso, y la película es de suma importancia para él; compartir el mensaje que quiere compartir y trabajar contra la ignorancia y recordarle a la gente del pasado. Fue un verdadero placer haber trabajado con él.

– Has tenido una carrera increíble desde que irrumpiste en escena con Leave No Trace. Me pregunto, ¿cómo has reflexionado estos dos últimos años de tu vida?
– Es chistoso, porque la actuación es un tipo de carrera inconsistente y poco fiable, donde nunca sabes lo que va a pasar. Me pueden dar un papel ahorita y comenzar a rodar en dos semanas; nunca sabes. Obviamente, me siento muy afortunada de estar en la posición en la que me encuentro, y estar trabajando con la gente con la que estoy trabajando, pero también he llegado a darme cuenta estos últimos meses que es muy importante tomar un descanso y no tener que trabajar todo el tiempo. Cuando no lo estoy haciendo, me suele dar un poco de miedo, como si dijera ‘estoy perdiendo mi tiempo, debería estar haciendo algo’. Pero el trabajo de un actor tiene que ver con compartir emociones, y llega un punto en el que ya no lo puedes hacer porque se te acaban, así que debes de dar un pasito atrás y recargar las baterías. Supongo que pasa lo mismo con cualquier oficio cuando vas a trabajar y tienes que poner una fachada, o actuar para ser quien tienes que ser en el trabajo. Cuando llegas a casa es muy importante deshacerte de eso y ser ti mismo.

– ¿Disfrutas de la incertidumbre hasta cierto punto, o desearías saber un poco mejor la dirección hacia donde te diriges?
– Me parece que es mitad y mitad. Creo que cuando estoy en el set, una gran cosa para mí es que no me gusta ensayar demasiado porque me gusta ver lo que va a suceder, y ver cómo mi personaje va a reaccionar, y sólo puedes ensayar hasta cierto punto. Pero en la vida, me gusta mucha la estructura y la rutina. Cuando me regalaban un juego nuevo de Lego, yo era la que tenía que poner los Legos exactamente en el mismo lugar porque, de otra forma, no lo hacían bien. También es muy emocionante no estar segura del futuro. Me parece que hay mucha libertad en ello, pero tienes que ser cuidadosa porque también te entra mucho miedo cuando ves que después de esto no tienes nada que hacer.

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