Cómo enfrentar el dolor y la incomodidad de teletrabajar sin una silla de oficina
Muchos trabajadores han debido adaptar sus hogares en medio de la cuarentena, sufriendo algunos problemas lumbares por su extensa permanencia en un asiento rígido.
La pandemia del coronavirus ha hecho que el teletrabajo se haya extendido en gran parte de las empresas del país, en un cambio de rutina que afectó a los trabajadores tanto en el aspecto psicológico como en el físico, considerando la ausencia de un elemento tan fundamental como la silla de oficina.
Muchos trabajadores han debido instalarse en sus domicilios usando los muebles de su living o comedor, los que no están diseñados para permanecer por varias horas frente a un computador. Quienes no pudieron adaptar de manera correcta su espacio de trabajo por estos meses se han quejado de dolores lumbares y molestias en la espalda.
La falta de esta silla puede ser compensada de alguna forma, aunque difícilmente va a reemplazar la comodidad y naturalidad de un puesto de trabajo especialmente instalado para su función.
Los problemas sin la silla de oficina
La falta de este mueble en una casa puede resultar altamente perjudicial para el bienestar de los trabajadores. Así lo cree Rodrigo Pinto, ergónomo de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), quien puntualizó las dificultades de recurrir a las instalaciones disponibles en los hogares para recrear una oficina.
“Las sillas que estamos ocupando son estáticas, no permiten la movilidad, y por otro lado no cuentan con un respaldo que soporten de buena forma la zona lumbar y dorsal. Son sillas que están diseñadas para períodos breves, que no cuentan con las condiciones de densidad y confort”, expresó el profesional a EL DÍNAMO.
Por los problemas físicos generados por la ausencia de una silla de oficina, Pinto precisó que “la dolencia musculoesquelética se manifiesta por la posición estática y la falta de apoyo de zonas críticas de la columna, y con el tiempo va a gatillar dolor lumbar y cervical”.
Adaptación del espacio de trabajo
El ergónomo reconoció que “es muy difícil” reemplazar la comodidad y confort que ofrece una silla de oficina en un mueble casero, el que al ser rígido impide el movimiento libre de las personas.
“La única alternativa es a través de cojines, que se pueden posicionar para generar una densidad que permite acomodar el cuerpo. Un tipo de cojín en la zona lumbar permite tener un apoyo efectivo de la lordosis y permite sacar presión de la zona lumbar”, agregó.
Pinto recomendó además “alternar las posturas” a la hora de sentarse, y si es posible ponerse de pie y ocupar otras sillas o sillones, para así no estar paralizado en un solo lugar.
Los efectos físicos
Uno de los problemas de no tener una silla de oficina es no poder acomodar la altura en relación a la mesa, ya que un mueble rígido carece de dicha alternativa.
“Si tú estás muy por sobre la altura de la silla se va a encorvar más y te dará una dolencia, que es una aviso que no es algo sano”, afirmó el profesional, quien precisó que la postura ideal para sentarse es con los codos a 90°.
En este aspecto, lo recomendable sería acomodar el escritorio de cualquier forma. Por ejemplo, el notebook puede estar sobre una caja para darle más altura, quedando así al nivel deseado para evitar complicaciones que con el correr del tiempo podrían generar problemas crónicos de postura, como las jorobas.
Por todos estos elementos, el profesional de la ACHS cree que al momento de concretar su retorno a las oficinas los trabajadores sientan “un gran alivio” al volver a sentarse en sus sillas y ocupar su escritorio habitual.