Astrónomos crearon nueva clasificación de civilizaciones extraterrestres
Investigadores de la Universidad Andrés Bello participaron de un trabajo que estableció los nuevos parámetros para definir los tipos de vida inteligente en el universo.
La existencia de vida o civilizaciones extraterrestres ha inquietado a los científicos, quienes llevan años de una infructuosa búsqueda, la que ahora tendrá una nueva alternativa de definición que podría acercar a los objetivos.
Dante Minniti y Claudio Cáceres, astrónomos de la Universidad Andrés Bello, trabajaron junto con un equipo de expertos de Chile y Alemania con los que desarrollaron una nueva escala de clasificación de civilizaciones extraterrestres. Este trabajo fue publicado recientemente en el prestigioso journal Astronomy & Astrophysics.
“Los últimos descubrimientos indican que hay más planetas que estrellas en la galaxia, y hay más de 10 mil millones de estrellas; no hay razón para pensar que la vida se desarrolló solamente en la Tierra. Y si se desarrolló la vida en otras partes, ¿por qué no la inteligencia?”, señaló Minniti.
En lo concreto, los investigadores se basaron en la Escala de Kardashov, propuesta en 1964, la cual mide el avance de una civilización extraterrestre según la cantidad total de energía que tiene a su disposición. Sin embargo, los autores sostienen que no puede existir un crecimiento con producción y consumo de energía ilimitado.
“Nosotros como civilización humana, por ejemplo, estamos tomando consciencia ecológica. Otras civilizaciones pueden no necesariamente usar más y más energía, sino involucrarse más con el medio ambiente para tener un impacto menor”, explicó Minniti.
Por ello, la nueva clasificación considera otros parámetros como el manejo de la energía disponible, el nivel de interacción con el universo y de integración con el medio ambiente. Así, el esquema contempla 4 clases (0-3). La clase 0, en el extremo inferior del esquema, incluye a los animales, que utilizan el medio ambiente tal como es. En la clase 1 se modifica el medio ambiente, ya sea a un nivel similar al nuestro o más avanzado, por ejemplo, civilizaciones que construyen esferas alrededor de una estrella para maximizar el uso de su energía (esferas de Dyson).
En la clase 2 nos modificamos a nosotros mismos para adaptarnos mejor al medio ambiente; la humanidad estaría al borde de entrar a esta etapa con los avances en modificación genética. Finalmente, en las civilizaciones de clase 3 el límite entre el medio ambiente y el individuo eventualmente se diluye hasta el punto de fusionarse, convirtiendo la materia inerte del universo en materia pensante: surge la idea de civilizaciones pan-galácticas o galaxias “computacionales”.
“Nuestra clasificación se complementa con la de Kardashev, al combinarse para formar un esquema bidimensional que describe el progreso de las civilizaciones con dos parámetros independientes: la cantidad de energía disponible y el tipo de uso que se le da”, dijo Claudio Cáceres.
Hasta el momento, las iniciativas SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligence) han sido infructuosas y las posibilidades son muy variadas: que el universo esté, efectivamente, vacío, que las civilizaciones extraterrestres sean muy escasas, o que simplemente las probabilidades no estén a nuestro favor.
El artículo planteó también la posibilidad de que las estrategias de detección utilizadas deben ser refinadas, ya que actualmente se basan en la voluntad de las civilizaciones extraterrestres de ser encontradas. En este sentido, esta nueva clasificación surge como una herramienta para orientar y optimizar los métodos de búsqueda.