Entre disculpas y correcciones: las comparaciones de Alberto Fernández para defender su gestión en la pandemia
El presidente argentino ha recurrido a las realidades de otros países para asegurar que las decisiones tomadas por su gobierno han sido exitosas.
Argentina está viviendo uno de los peores momentos de la pandemia del coronavirus, ya que durante las últimas semanas ha sumado miles de contagios y fallecidos, en un avance que afecta directamente al -hasta ahora- positivo manejo que había tenido el Presidente Alberto Fernández, quien a través de las comparaciones con otros países ha buscado defender su trabajo.
El país vecino logró por muchos meses contener la circulación del COVID-19 y tener una cantidad de fallecidos baja a diferencia del resto de Latinoamérica, donde el sistema sanitario estuvo muy estresado o simplemente colapsó.
Pero durante el mes de agosto todo fue cambiando. Las dificultades económicas y la presión de diversos grupos llevó a que la cuarentena nacional (la más larga del planeta) fuera relajando sus medidas. Con el tiempo, los casos fueron creciendo y los fallecidos se multiplicaron.
Aún bajo este panorama, Fernández y gran parte del oficialismo han planteado que gracias a todo lo que se ha hecho lograron contener los contagios del SARS-CoV-2. Para justificar sus decisiones, han usado ejemplos de otros países, que se atrasaron al momento de ejecutar sus confinamientos y que sufrieron con una fuerte primera ola de contagios.
También Fernández ha recurrido a las comparaciones para respaldar algunas de las medidas sociales que ha impulsado para frenar la pobreza generada por la crisis sanitaria.
Como era de esperar, los países aludidos no reaccionaron bien a sus menciones, generando complicados roces diplomáticos. En muchos casos, los argentinos tuvieron que corregir o simplemente ofrecer sus disculpas, para así evitar conflictos mayores.
Las comparaciones con Chile
Chile ha sido uno de los objetivos principales de Alberto Fernández para respaldar sus acciones para contener el COVID-19.
Los trasandinos aplicaron todas las medidas de encierro en marzo, mientras que nuestro país fue aplicando cuarentenas dinámicas hasta alcanzar un fuerte peak de casos y fallecidos, el que obligó a cerrar la Región Metropolitana.
Uno de los primeros cruces entre los gobiernos se registró en mayo, cuando el mandatario trasandino afirmó que Chile poseía una tasa de letalidad de 98,4/100.00, ubicándolo en segundo lugar tras Estados Unidos. Aquello no era correcto y tuvo que ser corregido por la propia Casa Rosada, que terminó disculpándose.
El fin de semana pasado, luego que Argentina superara los 400 mil casos totales, el jefe de Estado planteó que al otro lado de la cordillera de Los Andes el sistema sanitario había colapsado. Esta afirmación generó la respuesta del ministro de Salud chileno, Enrique Paris, quien se limitó a decir que “comparar no es la mejor forma de trabajar unidos”.
Confusión entre Paraguay y Uruguay
En mayo pasado, el presidente Fernández mostró una gráfica en donde comparó la realidad de Argentina con otros países latinoamericanos. En el gráfico aparecieron países como Paraguay y Uruguay, que en esos momentos tenías cifras bajísimas de contagio.
Lo cierto es que la figura expuesta por el jefe de Estado estaba errada con las cifras, ya que confundió los índices entre ambas naciones en sus tasas de incidencia, la que determina la cantidad de casos por el total de la población.
El Ministerio de Salud tuvo que corregir todos los indicadores, para evitar así un posible enfrentamiento entre sus vecinos.
Brasil vs. Argentina
Los gigantes sudamericanos han enfrentado la pandemia de forma diferente, ya que Argentina comenzó un aislamiento total, mientras que los brasileños fueron confinando algunas pequeñas zonas del país.
La diferencia entre ambos países en cuanto al número de contagiados y fallecidos es notoria, lo que ha servido a Alberto Fernández para hacer nuevas comparaciones y defender su cuarentena extendida.
El mandatario brasileño Jair Bolsonaro salió al paso de estos dichos, planteando que “es sólo hacer la cuenta por millón de habitantes, pero hablemos de Suecia, que no cerró la economía. Ustedes hablan del lado ideológico, ustedes hablan de un país que camina hacia el socialismo, que es la Argentina”.
Encontrones con Suecia
Suecia fue uno de los países más cuestionados en cuanto a su estrategia para enfrentar la pandemia, ya que no cerró su economía en totalidad y apostó por la disciplina de sus habitantes.
A medida que la cuarentena extendida iba ganando críticos, el presidente Fernández fue mencionando el caso de los nórdicos, quienes al inicio de la crisis alcanzaron una de las tasas de incidencia y de letalidad más altas de Europa.
Debido a esto, la embajada sueca le envió una carta al gobierno argentino, en la que pidió no seguir usándolos como ejemplo. “Esta es una nueva enfermedad y pasará tiempo antes de que sepamos qué modelos funcionan mejor”, expresaron.
Actualmente, Suecia tiene 83.958 casos y 5.821, quedando por debajo de Argentina en el listado mundial y pasando el peor momento de la pandemia.
Los desmentidos de España y Finlandia
Alberto Fernández no ha sido la única figura del oficialismo argentino que ha recurrido a las realidades de otros países para defender sus medidas por la pandemia. Uno de los que ha usado este recurso es el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien a fines de julio planteó que en la ciudad de Barcelona regía un confinamiento “estricto”.
La representación diplomática de España tuvo que precisar que en ese momento tanto Cataluña como el resto del territorio habían levantado el estado de alarma, con lo que se había puesto fin a la cuarentena total.
El último desmentido afectó directamente a Alberto Fernández, quien en sus comparaciones llegó hasta Finlandia para defender su medida de fijar los precios de la TV paga e internet como medida económica de apoyo a los argentinos.
“El mercado finlandés en general se basa en la competencia abierta entre sus actores, lo que propicia un clima de mayor elección y precios competitivos para los consumidores. El objetivo del Gobierno es crear un entorno de mercado que brinde nuevas oportunidades de negocios, promueva las exportaciones y aumente las líneas de servicios”, aclararon los escandinavos, desmintiendo la existencia de un control estatal en su país en este tipo de servicios.