Por qué el ritmo de la letalidad del coronavirus en Europa es más lento en la segunda ola
La edad de los infectados y el mayor conocimiento sobre la enfermedad incidiría en las cifras, las que aún podrían cambiar ante el fuerte incremento de los contagios en la última semana.
Europa está pasando por sus peores momentos con la pandemia del coronavirus, sumando miles de contagios diarios y temiendo un aumento en la letalidad del virus, la que aún ha permanecido en un ritmo bajo en comparación a los oscuros días de marzo y abril.
En la mayoría de los países en donde la segunda ola ha golpeado con fuerza se están tomando medidas preventivas para evitar un colapso en los hospitales. España y Francia decidieron volver a los confinamientos parciales o totales ante el aumento de los ingresos y consultas hospitalarias.
A pesar de esto, el número de fallecimientos diarios con COVID-19 aún no alcanza el mismo nivel que en la primera ola de infecciones. En este sentido, los franceses han sido los más complicados, ya que el pasado 27 de octubre lamentaron 523 nuevos decesos, el número más alto desde mayo. Aún así siguen lejos del trágico récord de 1.438 víctimas, el que se alcanzó el 15 de abril.
La edad de los nuevos contagiados, el mayor conocimiento sobre el SARS-CoV-2 y la protección a las personas vulnerables ha sido un factor para explicar este fenómeno, el que aún tiene un pronóstico incierto, ya que un nuevo colapso en el sistema sanitario podría dejar aún más muertos.
Contagiados más jóvenes y sanos
Jason Oke, estadístico senior del Departamento de Ciencias de la Salud de Atención Primaria de Nuffield, junto con su colega Carl Heneghan del Centro de Medicina Basada en Evidencia y el economista de salud Daniel Howdon han investigado el avance de la letalidad del coronavirus en Europa durante el inicio de la segunda ola.
Según los expertos, las muertes en Reino Unido, Francia, España, Alemania y otros países europeos no están avanzando al mismo ritmo de marzo o abril, aunque esto implique que las cifras de infecciones sean muy superiores a las de ese entonces.
“Nuestra estimación actual es que la tasa de letalidad por infección está aumentando un poco. Pero no se ha acercado a donde estábamos. Y es poco probable que eso cambie drásticamente a menos que veamos un aumento realmente sorprendente en el número de muertes”, expresó Oke a CNN.
Algunas de las explicaciones se deberían a la edad media de los nuevos infectados, la que según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) descendió de los 54 años durante el período de enero a mayo a 39 en junio y julio.
Los investigadores advirtieron que este equilibrio es delicado, ya que la posible llegada del virus a la población mayor -que es más vulnerable a desarrollar una enfermedad grave- podría volcar la estadística y elevar nuevamente la tasa de letalidad.
Las lecciones para Chile
Miguel Acevedo, epidemiólogo y académico de la Universidad Mayor, afirmó a EL DÍNAMO que la hipótesis sobre la aún baja letalidad del coronavirus en Europa “tiene varias lecturas”, aunque señaló que “de una forma más cruel, se podría ver que las personas que se tenía que morir se murieron”, apuntando a la población mayor que recibió el primer golpe de una pandemia aún desconocida en el Viejo Continente.
El médico señaló que los meses de conocimiento sobre la enfermedad han logrado aumentar las medidas preventivas. “Ahora tenemos abuelos menos frágiles, pero también se estableció un sistema de protección que los deja en mejor condición, además las personas con enfermedades crónicas han tenido un cuidado notable”, expresó.
En ese aspecto, el profesional afirmó que el temor al COVID-19 hizo que la propia población incrementara sus cuidados, algo que, por ejemplo, ocurrió con el cólera hace unas tres décadas. “En ese tiempo teníamos una gran cantidad de enfermedades gastrointestinales, pero los cuidados y el mismo miedo hizo que se controlaran. Algo parecido hemos visto con las enfermedades respiratorias, que bajaron su circulación por el temor ante el coronavirus”, expresó.
Acevedo también comparó la situación de Europa con Chile, que está en una fase más leve en cuanto a la circulación del SARS-CoV-2, y que está ad portas de entrar al verano.
“Creo que lo de Europa está pasando porque hay cierto temperamento que es distinto. En Chile somos bastantes más obedientes en ese sentido, en las medidas como el uso de mascarillas o el lavado de manos”, señaló.
De todas maneras, el epidemiólogo planteó que “si estamos teniendo un nivel de relajamiento de las medidas no sabemos lo que va a pasar en los próximos meses. Y lamentablemente no tenemos la certeza de que la situación en verano sea menor“.
“El virus mata. Aunque su principal problema es el nivel de contagiosidad. Los europeos irán al alza en estas cifras y aún tenemos que esperar lo que pasará. Por lo mismo es importante que en Chile no entremos a un relajamiento de las medidas sanitarias”, reflexionó.