Preocupante: Japón admite que la fuga de agua radiactiva en Fukushima es una “emergencia”
Según la Autoridad de Regulación Nuclear nipona, el agua contaminada se está filtrando probablemente hacia el mar por encima de los niveles legales admitidos y e incluso puede que haya roto la barrera y esté subiendo hacia la superficie del terreno.
La crisis de la central nuclear de Fukushima (Japón), desencadenada tras el tsunami de marzo de 2011, continúa deparando sorpresas negativas. El agua radiactiva en la instalación ha superado probablemente el nivel de la barrera subterránea prevista para contenerla, lo que presenta una situación de “emergencia” a la que la compañía propietaria de la planta —Tokyo Electric Power (Tepco)— no ha prestado suficiente atención, según asegura la Autoridad de Regulación Nuclear.
El organismo afirma que el agua contaminada se está filtrando probablemente hacia el mar por encima de los niveles legales admitidos, según ha señalado uno de sus directivos, Shinji Kinjo, informa el diario español El País. “En este momento, tenemos una situación de emergencia”, dijo Kinjo, al tiempo que reconoció que hay “una posibilidad bastante alta” de que el agua radiactiva subterránea haya roto la barrera y esté subiendo hacia la superficie del terreno. Tepco afirma que ha tomado varias medidas para prevenir que el líquido tóxico llegue a la bahía, cerca de la central.
No está claro el nivel de gravedad que puede suponer el posible aumento de agua contaminada. En las semanas que siguieron al desastre que destruyó la instalación atómica hace ya más de dos años, el Gobierno japonés permitió a Tepco verter decenas de miles de toneladas de agua en el océano Pacífico como medida de emergencia. La decisión fue muy criticada por los pescadores locales y países vecinos, y la compañía había prometido que no dejaría que agua contaminada llegara de nuevo al mar sin el permiso de las localidades cercanas.
Tepco hizo pública el viernes pasado, por primera vez, una estimación del tamaño de la fuga de tritio radiactivo al mar desde que se produjo la catástrofe: entre 20 billones y 40 billones de becquerels desde mayo de 2011. Esto supone entre 10 y 100 veces el volumen emitido durante un año con la planta en funcionamiento normal, o, según Tepco, aproximadamente el equivalente a lo que permitían las normas de seguridad antes del accidente: 22 billones de becquereles al año para el conjunto de los seis reactores de la central. La empresa aseguró que va a estimar también el flujo de estroncio, que tiene un efecto más pernicioso en el medioambiente y tiende a acumularse en los huesos humanos.
El tsunami provocó fusiones en los reactores de Fukushima y forzó la evacuación de decenas de miles de personas, en el peor accidente nuclear que ha sufrido el mundo desde Chernóbil en 1986. Hasta el mes pasado, Tepco no confirmó las sospechas surgidas desde hace tiempo de que el agua radiactiva se estaba filtrando al mar.
Tepco debió hacer frente desde que se produjo el desastre a una gran cantidad de agua contaminada, generada como resultado de las inyecciones del líquido para enfriar los reactores dañados.
Secretismo
La gestión de la catástrofe ha estado rodeada de secretismo, lo que ha provocado numerosas críticas tanto dentro como fuera de Japón. Expertos nucleares acusaron el mes pasado a Tepco de falta de transparencia sobre las fugas. “Estas acciones indican que tú (Tepco) no sabes lo que estás haciendo, no tienes un plan y no estás haciendo todo lo que puedes para proteger el medioambiente y a la gente”, afirmó Dale Klein, exdirector de la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos, en una conferencia en Tokio, informa France Presse.
La prensa japonesa ha arremetido también contra la compañía. “Después de casi 30 meses, Tokyo Electric Power ha dado pocas razones para que se confíe en su capacidad de gestionar el agua radiactiva que se está fugando” de Fukushima, afirmaba el sábado pasado el diario Asahi Shimbun. Según el periódico, “los pescadores y los residentes han perdido la paciencia por los muchos reveses en los preparativos de Tepco para el desmantelamiento de los reactores”.