Tompkins en la mira de los ganaderos por proliferación de pumas y zorros en Parque Patagonia
Desde el 2010 a la fecha ganaderos de Aysén han hecho 90 denuncias por depredación, frente a las 25 que se registraron entre 2003 y 2009. Si bien el SAG asegura que el problema afecta a toda la región, reconoce que en la provincia de Capitán Prat la situación se ha intensificado con el proyecto de Conservación Patagónica.
“Somos el jamón del sandwich”. Así resume el director regional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Aysén, Ramón Henríquez, la situación que enfrenta su organismo que busca hacer convivir la actividad ganadera con la conservación de especies protegidas. Si bien el problema se extiende en todo el territorio, la situación se ha hecho más latente en la comuna de Cochrane, provincia de Capitán Prat, luego de que en 2004, Douglas Tompkins comprara la Estancia Valle Chacabuco donde ahora se desarrolla el proyecto Parque Patagonia, que aspiran a convertir y donar como un nuevo parque nacional para el país.
¿El problema? Para recuperar el ecosistema de la zona que estaba agotado por ocho décadas de ganado, Conservación Patagónica -una ONG creada hace diez años por Kris Tompkins, esposa del empresario- redujo en cuatro años casi la totalidad de las 30.000 ovejas y 3.800 vacas que existían. Según la organización la eliminación del ganado fue un paso crucial para evitar el colapso del ecosistema. Sin embargo, también ha provocado un efecto inesperado:zorros y pumas -parte de las especies que se quieren recuperar- han salido a buscar alimentos en las estancias aledañas, gatillando así una guerra entre los conservacionistas y los ganaderos locales.
“Indudablemente en la zona que hoy día es Conservación Patagónica se origina un conflicto que es más evidente por la disminución de la masa ovina que existía, por lo tanto la alimentación de los depredadores se reduce y estos se han movilizado perjudicando a los productores principalmente de la provincia Capitán Prat”, explica Henríquez.
Para los ganaderos, las pérdidas han llegado hasta 4 millones de pesos en una noche, dice Gilberto Chacano, administrador de la Asociación Gremial de Pequeños Agricultores y Ganaderos Río Baker: los pumas mataron tres borregas valoradas en 1,2 millón de pesos cada una, además de otras ovejas que alcanzaban los 500 mil pesos, en el campo que administra al lado del parque .
“Hay daños en todos los predios de los campesinos de la zona, ha habido un aumento considerable de la cantidad de depredadores producto que hay un parque que los protege”, agrega, y asegura que con la reducción de las ovejas hecha por Conservación Patagónica se perdió la mitad de la población ovina de la zona.
El nuevo parque
De acuerdo al SAG, de las 11 millones de hectáreas que tiene la región de Aysén, en torno a 1,4 millón de ellas se utilizan para la ganadería, por lo tanto, el área en el que se desarrollan especies protegidas es muy extensa. “Las unidades productivas, que representan entre el 10% y el 15% de la superficie, se ven perjudicadas de forma no menor y creciente de acuerdo al aumento en las denuncias que se reciben por el daño de los predadores”, explica Henríquez. A nivel regional, éstas han pasado de 25 entre 2003 y 2009, a 90 desde el 2010 a la fecha.
Según encuestas realizadas por el organismo en la región, los predadores más comunes son los zorros colorados (83%) y los visones (48%). Si bien el puma sólo registra un 6%, en relación al nivel del daño alcanza un 20%, frente al 17% del visón y 53% del zorro. En cuanto a las pérdidas de la masa ovina, 3,5% se produce por causa de zorros, 1,6% por pumas y 1,0% por perros asilvestrados. Esto se eleva a 22%, entre zorros y pumas, en Cochrane y Puerto Ibañez, las comunas que presenta los mayores niveles de pérdida. Un estudio poblacional realizado por el SAG reveló un crecimiento importante de la población de zorro colorado, los que dependiendo del hábitat, llegan hasta 1,5 zorros por km2, abundancia alta de acuerdo con los especialistas.
La proporción entre áreas protegidas y superfecie dedicada para la ganadería es lo que hace que Chacano califique como “ilógico” que se haya autorizada la compra de las casi 80.000 hectáreas que tiene el futuro parque. “Las tierras vendidas son las mejores superficies ganaderas que hay en la zona”, explica. Gran parte del terreno, 70.000 hectáreas, fue adquirido por Conservación Patagónica con la compra de la Estancia Valle Chacabuco, y desde entonces han comprado varias propiedades “a personas que querían venderlas y a quienes ofrecimos trabajo en el futuro parque”, detallan en su página web.
“Lo que pasa es que en este país se hace la vista gorda de ese tipo de cosas: hay una ley que regula que no maten pumas y zorros, y por otro lado no hay ninguna ley que limite los parques, y además se incentiva la actividad productiva”, dice Chacano.
El cascabel del gato
Chacano asegura que este problema se ha hablado con distintas autoridades locales y nacionales, desde directores de servicio, parlamentarios hasta ministros, pero asegura que “no ha habido ninguna respuesta”: “El señor Tompkins debe tener mucho poder no más. Nadie quiere ponerle el cascabel al gato”. Sin embargo, desde el SAG sostienen que tanto a nivel nacional como regional se han hecho esfuerzos y se han desarrollado iniciativas tendientes a manejar la interacción entre los predadores y el ganado doméstico, entregando incluso de forma gratuita a los pequeños productores perros pastores para el cuidado de sus rebaños.
“Hemos entregado módulos pilotos, incluso uno en la cercanía de Cochrane, para poder entregar corrales de encierro y también los esfuerzos que ha hecho este gobierno y a través del Indap y del Inia en lo que es la investigación y la utilización de perros guardianes que han tenido enormes y gratos resultados”, dice Henríquez.
En tanto, Conservación Patagónica detalla en su página web que en 2009 inició un programa de perros ovejeros, con el objetivo de promover un nuevo modelo para limitar la pérdida de ganado. “Históricamente, los estancieros de la Patagonia no usaban perros para proteger al ganado; pero queremos probar y demostrar su efectividad para reducir las pérdidas de ovejas”. Esto ya que aseguran que si se protegiera al ganado de estos predadores, se “mitigaría el aliciente para matar pumas y zorros”, ya que en busca de proteger a sus rebaños se sigue matando a los pumas y los zorros, a pesar de que esto infringe la ley chilena.
El SAG recalca que la captura o caza de animales protegidos se autoriza sólo en casos muy excepcionales, una vez que se constata y verifica bajo estrictos procedimientos que estos están produciendo un perjuicio grave al ecosistema de la región, y asegura que en la última década se ha autorizado sólo la caza de 46 zorros colorados y un puma.
Chacano asegura que si bien como organización no han colgado los guantes, “los campesinos cuando hay daños de depredadores de pumas o de zorro, lo matan no más” porque “no va a venir el señor Tompkins a pagarnos las ovejas”.