La guerra entre Chevron y Ecuador llega a tribunales de EE.UU
La petrolera acusa al abogado y a miembros de una región de la Amazonía de falsear pruebas y sobornar al juez que la condenó a pagar 19.000 millones de dólares por contaminación.
Uno de los procesos sobre contaminación medioambiental en América Latina más largos y controvertidos de las últimas décadas enfrenta en Nueva York a partir de este martes su recta final. La petrolera Chevron aspira a que el tribunal estadounidense falle que la sentencia que en 2011 condenó a la compañía a indemnizar con 19.000 millones de dólares a los habitantes del cantón de Lago Agrio, en la Amazonía ecuatoriana, por haber contaminado la región varias décadas atrás, fue fraudulenta y que el abogado defensor falseó informes medioambientales y sobornó al juez de Ecuador que dictó el fallo.
Más allá de la suma millonaria que está en juego y, sobre todo, del futuro y las condiciones de las miles de familias y agricultores afectados por la contaminación provocada por la negligencia de las compañías petrolíferas a mediados del siglo XX, la importancia del proceso estriba en que el fallo puede sentar un precedente sobre la influencia en otros tribunales extranjeros de las resoluciones dictadas por el sistema legal de EE UU y la competencia de este para juzgar la mala praxis de ciudadanos estadounidenses en juicios que se desarrollan en el exterior, consigna el diario español El País.
“Nuestro objetivo es obtener por parte de la jurisdicción estadounidense una opinión que reconozca que la sentencia ecuatoriana fue producto del fraude y la corrupción y que esa decisión envíe un mensaje a otras cortes del mundo de que la ejecución del fallo contra Chevron no debería prosperar”, señala, James Craig, asesor de la petrolera para África y América Latina.
Cuando se dictó la sentencia contra Chevron, ésta no tenía presencia en Ecuador y la acusación está tratando de que se reconozca y ejecute el fallo en otros países, en concreto Canadá, Argentina y Brasil. Es en esas cortes donde la compañía espera que un fallo favorable del tribunal neoyorquino pueda influir en sus respectivas decisiones.
El origen de la disputa legal se remonta a 1993, cuando el abogado estadounidense Steven Donziger interpuso una demanda ante los tribunales de Nueva York en nombre de 30.000 indígenas de Lago Agrio, en el noreste de Ecuador, exigiendo una reparación económica a Texaco por haber contaminado las aguas de la región con sus prácticas extractivas entre 1964 y 1992. Texaco consiguió que la demanda fuera admitida en Ecuador y, cuando Chevron adquirió la compañía en 2001, también heredó la contienda legal.
Durante el proceso, la petrolera estadounidense alegó que Texaco había invertido 40 millones de dólares para acometer tareas de limpieza y retirada de productos tóxicos en el país bajo la supervisión y posterior aprobación del Gobierno ecuatoriano. En 1992, cuando terminó la concesión para la explotación de Texaco, esta pasó a manos de Petroecuador, empresa estatal ecuatoriana. En 1998, Ecuador firmó un acuerdo con Texaco en la que eximía a la multinacional de cualquier responsabilidad medioambiental. Chevron argumentó que ese pacto le redimía de toda obligación legal y que el único culpable de la contaminación era Petroecuador.
Finalmente, en 2011, el juez Nicolás Zambrano resolvió en contra de Chevron. La condena a 19.000 millones de dólares se convirtió en la más dura contra una petrolera por contaminación medioambiental hasta la fecha. Pero, contrariamente a lo que suele suceder en el caso de casos multimillonarias por desastres ecológicos, la compañía estadounidense nunca accedió a acatar la sentencia y en febrero de ese año interpuso una demanda por violación de la Ley federal estadounidense contra la asociación para delinquir y extorsionar en un tribunal de Nueva York para suspender la ejecución de la misma.
Los alegatos
En su escrito, Chevron acusa al abogado Donziger de fabricar informes medioambientales falsos y de sobornar a Zambrano, prometiéndole una participación en la sanción económica contra la petrolera. Donziger se ha defendido alegando que la demanda de la petrolera es “una venganza” por el fallo en contra, además de una estrategia para huir de sus responsabilidades y que el juez encargado del caso, Lewis Kaplan, está lleno de prejuicios contra el sistema judicial ecuatoriano. “Va a mirar al proceso en Ecuador a través de la lente roja, azul y blanca”, ha señalado la letrada de Donzinger, Zoe Littlepage. La semana pasada, Kaplan dictó una resolución en la que reconocía que “había indicios suficientes para sospechar de un posible fraude”.
A lo largo del proceso, que está previsto que se prolongue entre cuatro y seis semanas, Chevron presentará, entre otros, el testimonio de Alberto Guerra, un antiguo juez ecuatoriano que ha jurado que el equipo de Donzinger le pagó 1.000 dólares mensuales para redactar la sentencia del juez Zambrano -quien también ha sido llamado a declarar-. La defensa del abogado, asegura, por su parte, que el testimonio de Guerra no es fiable ya que la compañía se está encargando de sus gastos y los de su familia en EE UU a donde se trasladaron a expensas de la petrolera hace varios meses, algo que Chevron sostiene que ha hecho para garantizar la seguridad de su testigo.
Otro de los testimonios previstos es el de la empresa Stratus Consulting, una consultora con sede en Colorado y que ha reconocido que, a instancias de Donzinger, elaboró buena parte del informe de daños medioambientales y sanitarios de Richard Cabrera, un “experto independiente” designado por los jueces ecuatorianos. El vicepresidente de Straus, Douglas Beltman, ha reconocido que elaboraron el documento sin evidencias científicas que avalaran las cifras que allí se incluían, entre ellos los índices de afectados por cáncer (30% más de lo normal, se señalaba en el escrito), el número de muertes (1.400) y de afectados por cáncer (9.000) o el de fallecidos por otras causas derivadas de la contaminación. Donzinger también ha insistido en que el informe de Guerra finalmente fue desestimado como prueba.
Este martes se espera que comparezca un responsable de un fondo de inversión de riesgo que respaldó económicamente al equipo de Donzinger en los primeros meses del proceso para retirase cuando comprobaron las pruebas de fraude, señala Craig; el primer consultor medioambiental que Donzinger contrató para preparar el caso y el abogado que defendió a Chevron en Ecuador.