Otra más: Detectan fugas de agua contaminada en barrera de contención de Fukushima
Se estima que el líquido contenía unos 23 becquereles de estroncio por litro y, pese a que no ha ido a parar al mar, su nivel radiactivo es más del doble con respecto a lo que se considera uno seguro para su descarga en el suelo.
El operador de la accidentada central nuclear de Fukushima detectó siete brechas en una barrera de contención en el exterior de las instalaciones, lo que provocó una fuga de 19,2 toneladas de líquido radiactivo que se filtró al suelo.
La barrera es una de las 30 que se construyeron para rodear las zonas donde se sitúan los tanques que almacenan el agua que se usa para enfriar los reactores afectados por el terremoto y tsunami de marzo de 2011 y que se contamina al entrar en contacto con los núcleos fundidos.
Muchos de los contenedores que guardan el agua fueron construidos a toda velocidad con materiales más endebles cuando estalló la crisis, por lo que el operador Tokyo Electric Power (TEPCO), debe vigilar de cerca las pérdidas de líquido que registran mientras construye tanques nuevos de reemplazo.
TEPCO detectó las siete brechas en los empalmes de las placas metálicas que se realizaron para aumentar en unos 30 centímetros adicionales estas barreras de contención, después de que se produjeran varias fugas graves en 2013.
Se estima que el líquido contenía unos 23 becquereles de estroncio por litro y, pese a que no ha ido a parar al mar, su nivel radiactivo es más del doble con respecto a lo que se considera uno seguro para su descarga en el suelo.
TEPCO trabaja ya para realizar nuevas soldaduras y reparar las brechas.
Contener las fugas de agua radiactiva desde estas zonas de tanques y desde el interior de los edificios de los reactores es uno de los principales desafíos de cara a solucionar definitivamente la crisis en la planta y desmantelarla.
El accidente en la central de Fukushima, el peor desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986, mantiene evacuadas a 52.000 personas que residían en torno a la central y las emisiones resultantes han afectado gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.