La contaminación y los olores artificiales confunden el olfato de los insectos
Una investigación publicada en la revista 'Science' advierte que algunas especies básicas en la polinización podrían verse perjudicadas por los perfumes o el humo de los vehículos.
La contaminación y algunos olores generados artificialmente por los humanos dificultan la localización de las flores preferidas por los insectos, según una investigación que publica esta semana la revista Science.
Los autores del estudio han realizado experimentos con la polilla americana Manduca sexta, conocida también como polilla o gusano del tabaco, pero consideran que la alteración provocada por los olores antropogénicos pueden estar alternado también la vida de muchas especies polinizadoras.
Las pruebas realizadas en laboratorio y en el campo indican que los insectos rastrean el olor de sus flores preferidas de forma mucho más eficiente cuando el aire está limpio.
La polilla del tabaco mide hasta 10 centímetros y puede viajar hasta 130 kilómetros para encontrar alimentos. Su capacidad para detectar olores es similar a la de los perros, es decir, miles de veces más hábil que los seres humanos.
El equipo de las universidades de Washington y Arizona, que ha dirigido el estudio, utilizó un sofisticado dispositivo de detección química para estudiar los olores emitidos por las flores en la naturaleza hasta confirmar que algunos contaminantes y perfumes artificiales enmascaran el olor natural de las flores y dificultan la alimentación de estas polillas, pese a su extraordinaria capacidad para detectar olores de todo tipo.
Jeffrey Riffell, autor principal del estudio, ha indicado que le ha sorprendido que olores tan distintos al de las flores, como pueden ser el humo de los vehículos con motor de gasolina o gas-oil, puedan crear confusión en insectos perfectamente adaptados al reconocimiento de diversos olores.
Riffell recuerda que la polilla estudiada no destaca por su valor como insecto polinizador, pero advierte que este mismo proceso puede estar produciéndose en las abejas o los abejorros, que son muy importantes para la polinización de vegetales de valor en alimentación humana.