En septiembre todos podemos proteger la merluza
El Plan de Manejo y Recuperación de la Pesquería de Merluza común es otra iniciativa potente que debería permitir mejorar su actual condición y para el cual WWF ha levantado una serie de insumos desde los mismos pescadores artesanales, entregando también propuestas que relevan el tema ambiental y social.
Valesca Montes es Encargada de Pesquerías de WWF Chile. Ingeniero pesquero y licenciada en Ciencias del Mar de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y tiene un diplomado en Evaluación de Decisiones Estratégicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
La merluza común (Merluccius gayi gayi) está en veda y es probable que usted no lo sepa. En una encuesta rápida entre vecinos y familiares, sin duda terminará dándose cuenta de que la sorpresa no es solo suya. Esto, a pesar de que desde 2006 (D.Ex. N°959 de 2006) esta especie es objeto de una estricta veda biológica durante todo el mes de septiembre, periodo que corresponde a su época de mayor reproducción. De este modo, se busca que este recurso, que actualmente se encuentra sobreexplotado y al borde del colapso, pueda renovar su stock y contribuir a la recuperación de la pesquería.
No se trata de un desafío menor, sobre todo considerando que alrededor de nueve mil pescadores artesanales basan su sustento y el de sus familias en este recurso y que la pesca artesanal es considerada una actividad ancestral. No obstante, mirando hacia el futuro, de no cambiar el actual ritmo de explotación, podemos estarles privando de este recurso a las futuras generaciones.
En este sentido, es necesario recordar que en 1992 el Consejo Nacional de Pesca estableció cuotas de captura para la pesquería, la cual alcanzó un máximo desembarque de 120 mil toneladas en el año 2003. Luego de este peak la pesquería comenzó a experimentar una reducción en sus desembarques, lo que da cuenta del estado de sobreexplotación en la que se encuentra. Sin duda, el momento crítico se aprecia en la asignación de la cuota global para este año, donde se otorgaron cerca de 20 mil ton, experimentando una reducción de alrededor del 50% respecto al 2013, evidenciando la situación crítica y de vulnerabilidad que atraviesa el sector y un preocupante estado del recurso.
La veda, decretada por el Ministerio de Economía Fomento y Turismo mediante D.Ex. Nº20 de 2011, en su artículo 2º, señala: “prohíbase la captura, comercialización, transporte, elaboración y almacenamiento de la especie vedada y de los productos derivados de ella…” (Posteriormente modificado mediante D.Ex.N°810-2012) entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos, y su cumplimiento es fiscalizado por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca).
Sin duda, la veda es una más de varias otras medidas que deben ir sumando para alcanzar el objetivo final de restablecer las poblaciones a niveles sustentables. El Plan de Manejo y Recuperación de la Pesquería de Merluza común es otra iniciativa potente que debería permitir mejorar su actual condición y para el cual WWF ha levantado una serie de insumos desde los mismos pescadores artesanales, entregando también propuestas que relevan el tema ambiental y social.
Sin embargo, ninguna de estas acciones será efectiva si todos los usuarios de la pesquería y la ciudadanía en general no se suman a este esfuerzo por recuperar a la conocida “pescá”, sin duda el pescado más popular en Chile y, por cierto, un recurso cien por ciento chileno, ya que se ha identificado solo en las costas de nuestro país.
Todos somos parte de la solución y en el tema de la veda los consumidores tienen mucho que decir, primero, evitando consumir merluza común fresca; segundo, comunicando en su entorno más cercano la prohibición que existe, y tercero, denunciando, en el caso de detectar venta del producto fresco.
De este modo entramos a septiembre con una llamativa coincidencia: justo en el mes de la patria todos los chilenos estamos llamados a cuidar este recurso tan propio de nuestro país. La veda se convierte así en el momento en que todos podemos proteger a la merluza y seguir la pintoresca invitación de Sernapesca: “Que no le vendan la pescá”.