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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

El aporte de los emprendedores a la industria BIOTEC en Chile

La ciencia y la tecnología no son monopolio de países desarrollados, sino que surgen acelerada y sustentablemente en forma natural, con lo cual se valida la posibilidad real de transformarnos en una economía basada en el conocimiento, y salir así – de una vez por todas – de la economía centrada en la extracción sin valor agregado.

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Macarena Saéz es Ingeniero comercial de la Universidad Austral (UACh) y gerente de Austral Incuba, la incubadora de negocios de esta casa de estudios, que ha liderado desde su fundación, hace nueve años. Su misión principal es orientar el apoyo a emprendimientos innovadores para que escalen internacionamente, con un enfoque multisectorial y hoy con un marcado énfasis en la innovación en biotecnología.

Un estudio de DGE Consulting indica que la industria biotecnológica a nivel nacional aporta a la economía unos US$900 millones en ventas al año, con un claro liderazgo de los sectores salud, agroindustria y acuicultura. El negocio de la biotecnología está compuesto por algo más de 200 compañías (80% privadas y 20% consorcios tecnológicos), donde se incluyen gigantes globales tales como Bayer, Pfizer, Ewos y Syngenta, entre otros.

Asimismo, hay alrededor de 11 universidades que destacan por su contribución a la generación de conocimiento biotecnológico, entre las que están la Universidad Austral (UACh), la de Chile, de Concepción y Pontificia Universidad Católica, entre otras. Lo anterior, sumado al incremento en la instalación de centros de excelencia en nuestro país, ha significado un impulso en el desarrollo de este sector, que basa sus ventajas competitivas en el conocimiento y en la aplicación de inteligencia a los recursos naturales, los cuales nuestro país posee en abundancia.

En esta evolución, el sector público ha sido un motor de políticas de impulso, tales como el marco regulatorio para propiedad intelectual e industrial, la ley de incentivo tributario para actividades de I+D, los subsidios de CORFO, CONICYT y FIA, entre otros. La biodiversidad propia de nuestro territorio y la situación climática mundial, hacen de Chile una locación idónea para el cultivo y suministro –con valor agregado y en contra estación- de productos para mercados del hemisferio norte. Estos elementos, junto a las buenas condiciones fitosanitarias, la infraestructura idónea y la calidad del talento científico y emprendedor nacional, han llevado a los innovadores a detectar nichos de mercado que les han permitido desarrollar tecnologías y validarlas internacionalmente con excelentes perspectivas. Este es el caso de Frülz, emprendimiento ganador del primer Austral BIO Challenge, gracias al desarrollo de una tecnología 100% chilena que automatiza la extracción de los arilos de granada, súper-fruta que incrementa su consumo a nivel mundial debido a sus saludables propiedades.

La contribución de emprendedores como éstos a la industria ha sido fundamental para demostrar que la ciencia y la tecnología no son monopolio de países desarrollados, sino que surgen acelerada y sustentablemente en forma natural, con lo cual se valida la posibilidad real de transformarnos en una economía basada en el conocimiento, y salir así – de una vez por todas – de la economía centrada en la extracción sin valor agregado.

El concurso Austral BIO Challenge busca ayudar a que estos cambios sucedan, premiando el emprendimiento innovador en biotecnología enfocado en los sectores agroindustrial, alimentos, acuícola, forestal y salud. Su cuarta convocatoria está abierta hasta el 15 de noviembre y se puede postular a través de www.australincuba.cl 

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