Saliendo del laboratorio

Hoy en día BLab mide, certifica y promueve a las Bcorps, Benefit Corporations y Empresas B en el mundo entero. Para muchas personas, medios y académicos este experimento que lleva 8 años con casi 1.200 empresas certificadas en 37 países, debía demostrar en algún momento su capacidad para llegar a ser una propuesta válida a cualquier empresa y no sólo para las start ups socioambientales, o las empresas sociales clásicas.

La duda estaba sembrada en las grandes compañías; en las empresas con miles de trabajadores en diversos países; y particularmente en las compañías con capital abierto a bolsa. Si bien desde el inicio el experimento ya había dado buenas muestras de éxito con empresas emblemáticas como Patagonia, Ben&Jerrys, Method, Plum Organics, Etsy o Cabot; aún quedaba validarlo en empresas de mayor tamaño en diversas partes del mundo.

El 2014 comenzó con la certificación del Bank of Development of Canadá, mientras en Chile se certificó Parque del Recuerdo, como la más grande de Sudamérica hasta ese momento.

Al cerrar el año ya se habían certificado Green Mountain Power (empresa que provee el 80% de la energía del estado de Vermont), Kickstarter (la más grande empresa de CrowdFunding); y por último Natura Cosméticos, la reconocida multinacional brasilera con parte de su capital abierto en Bovespa y miles de empleados en varios países.

Este mismo año en TriCiclos dimos el paso de internacionalizarnos (de la misma forma como lo han hecho otras empresas B sudamericanas), y pasar a ser una multinacional brasilera con base en Sao Paulo. Una empresa B pyme chilena a los 5 años de existencia logró asumir desafíos que hasta ahora eran escasos en el mundo de las empresas de triple resultado. Todo esto nos demuestra que el experimento está dando frutos notables al poco tiempo de haber comenzado.

Ya podemos decir que la hipótesis elaborada hace 8 años en BLab tenía la capacidad de dar respuestas a necesidades no sólo de los emprendedores sociales y las startups de triple resultado, sino también a las grandes corporaciones que necesitan urgentemente validar, fortalecer y fomentar sus compromisos en materia de sustentabilidad. Sean del tamaño que sean, estas empresas han decidido comprometerse desde los estatutos para trabajar con los más altos estándares de desempeño socio ambiental, de accountability y de transparencia. Y lo han hecho porque tienen la certeza de que esa es la forma correcta de hacer negocios, atraer el mejor talento, comprometerse valóricamente con sus empleados, y trabajar en el largo plazo para sus clientes, proveedores y para la comunidad.

El 2015 traerá el desafío de replicar y escalar estos casos, al mismo tiempo que se validará aún más el modelo de Sistema B con su capacidad de involucrar a la academia, el sector financiero, los políticos, los consumidores, así como a los grandes compradores. Y es que justamente estamos viendo en diversos países como las grandes empresas y el sector público comienzan a utilizar el “B Impact Assessment” (BIA) a modo de herramienta para medir el impacto de sus proveedores, de modo que se vaya estandarizando la forma para diferenciar entre un buen producto con eventualmente buen marketing, y una buena empresa con compromiso vinculante en la generación de valor social y ambiental. Esas son las Empresas B; las que están saliendo del laboratorio.