En Chiloé científicos instalan sensores a ballenas para analizar su comportamiento
Esto ayudará a conocer más al animal más grande del mundo, el que posee grandes misterios.
Del mundo animal, no todo se sabe. Uno de los grandes misterios científicos relacionado al animal más grande del mundo, la ballena azul (Baleonoptera musculus), es el significado de los sonidos que emiten. Si es un sonido natural, o es un mecanismo de comunicación, es algo que los investigadores quieren saber. Es por eso que 13 profesionales están 13 días en la zona del golfo Corcovado, al sur de Chiloé, lugar donde se alimentan estos animales, con el fin de poder instalarles un dispositivo para estudiar su comportamiento.
El accesorio, llamado DTAG, permitirá grabar los movimientos de la ballena y registrar gran parte de los sonidos que emite.
“Aún no sabemos si el canto de la ballena azul que migra a Chile (todos los años) podría ser uno nuevo”, explica Gustavo Chiang, director ejecutivo y científico de la fundación chilena Centro MERI, quien encabeza la expedición a La Tercera.
El DTAG es adherido a la piel de la ballena sin causarle ningún daño y se desprende automáticamente luego de ser programado. Para poder instalarlo es necesario utilizar un bastón de seis metros de largo, el que es utilizado para acercarse al animal.
Ese dispositivo ayudará a recabar valiosa información sobre el comportamiento general de las ballenas azules, lo que ayudará a determinar políticas de conservación, que no sólo traerá beneficio para este animal, sino para toda la flora y fauna de la zona.
Chiang señala que con el aparato intentan entender qué hacen las ballenas en el golfo Corcovado. “Cómo se alimentan, cómo bucean, cuánto respiran, qué tan profundo se sumergen, los movimientos y llamadas que hacen, y si estos llamados son distintos a los de los cetáceos de otros lugares del mundo”, dice.
Pero para obtener la información es necesario instalar los DTAG lo que no es una tarea fácil. “Hay que tomar en cuenta que nos demoramos una semana de navegación para marcar la primera ballena de la expedición 2015”, afirma Chiang.
La expedición que terminará en ocho días más, se ha conseguido marcar a cuatro cetáceos con los dispositivos.
Chiang señala que “a la fecha ningún científico ha sido capaz de captar el momento de reproducción de las ballenas azules, lo cual sigue siendo un gran enigma para la ciencia”, por lo que la obtención de datos son muy importantes.
Luego de que los animales son marcados, son visualizados por 12 horas diarios. El último aparato que consiguieron instalar duró cerca de 24 horas sobre el lomo de la ballena.
Este es el segundo año en que se realiza esta expedición, ya que en 2014 se consiguieron marcar a cinco ballenas.
Además de Chiang, la comitiva está compuesta por Gloria Howes, coordinadora de Ecoturismo y Comunidades de la fundación, que cuenta con la colaboración del Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI), el NOAA y el Open Ocean Consulting, todos de EE.UU.