Contaminación: desarrollan nuevo método para medir el dióxido de carbono desde el espacio
Con este nuevo sistema se podrán realizar modelos de cambio climático más exactos.
El dióxido de carbono (CO2) es uno de los principales responsables del efecto invernadero del planeta, y por lo tanto, también de la contaminación.
Si bien hace algunos años ya era posible medir el CO2 desde el espacio debido a que este gas absorbe radiación solar, por lo que los satélites podían realizar esta operación sin mayores complicaciones, la exactitud de esto era cuestionable ya que tenía un amplio margen de error.
Eso hasta ahora, ya que un equipo de científicos de la University College of London (UCL), en Reino Unido, consiguió crear un nuevo método de cálculo que utiliza las leyes fundamentales de la mecánica cuántica y posee una alta precisión, con un máximo de error del 0,5%.
Esta mejora en la compresión sobre cómo el CO2 absorbe la radiación ayudará a realizar modelos de cambio climático más exactos. Además se podrán realizar predicciones sobre las probabilidades de que el planeta se caliente más en las próximas décadas con una notable exactitud.
“Se están invirtiendo miles de millones de dólares en satélites que monitorean lo que parece ser el crecimiento inexorable del CO2 en nuestra atmósfera. Pero, para interpretar sus resultados, es necesario tener una respuesta muy precisa a la pregunta de cuánta radiación puede absorber una molécula de CO2″, asegura Jonathan Tennyson, profesor de Física y Astronomía de UCL.
Los datos del equipo de científicos utilizan como base las ecuaciones de la mecánica cuántica para predecir las posibilidades de que una molécula de CO2 pueda absorber los diferentes colores de la luz.
Los resultados obtenidos ayudarán a los investigadores a monitorear cómo evoluciona el CO2 en la atmósfera de la Tierra, dónde se produce y hacia qué zonas se desplaza. Elementos que son claves para comprender el comportamiento de la contaminación de la atmósfera y el futuro del planeta.
Esta investigación fue publicada por la reconocida revista Physical Review Letters, y en ella también participaron expertos de la Academia de Ciencias de Rusia, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos, y la Universidad Nicolaus Copernicus de Polonia.