La presencia de fertilizantes en la agricultura en tiempos del cambio climático
Una diferencia de hasta tres veces se puede apreciar en la cosecha de ciertas hortalizas gracias al uso de nutrientes.
Ángel Reyes es dueño de la empresa agrícola Reval, ubicada en Rengo, Región de O’higgins, dedicada al cultivo de hortalizas. Hacía un tiempo buscaban una solución para que las hojas de sus espinacas crecieran más, dado que no estaban satisfechos con el tamaño obtenido. En esa búsqueda encontraron un fertilizante potásico orgánico soluble en agua.
“Es notoria la diferencia”, dice Jaime Figueroa, administrador de la empresa. Ángel Reyes indica que “genera buen color, genera uniformidad en las plantas” y agrega que ahora lo están usando en cebollas y lechugas. Para un adecuado crecimiento, cualquier planta requiere de tres elementos: Nitrógeno, Fósforo y Potasio.
Para Osvaldo Salazar, director de Escuela de Postgrado de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, “los fertilizantes son necesarios para la producción de alto rendimiento, tanto en cultivos de hortalizas, frutales o viñas”.
Aunque advierte que los fertilizantes químicos no son nocivos de antemano, sí recomienda que hay que moderar la cantidad que se usa en los suelos. “La aplicación de fertilizantes no debe ser vista desde un punto meramente productivo, sino también medioambiental y eso está faltando en la legislación chilena”.
Lo anterior considerando la presencia y avance irremediable del cambio climático, fenómeno que amenaza con el deterioro y destrucción de ecosistemas y biodiversidad de la Tierra tal como se conoce ahora. El fertilizante que usó Ángel Reyes para su cultivo responde a eso.
Se trata de un producto que está hecho en base a nitrato de potasio (KNO3) , extraído del norte del país por la empresa SQM, fuente de nitrógeno y potasio, dos macronutrientes esenciales para la vida vegetal.
Según un estudio hecho por la consultora Arthur D’Little, es el nitrato de potasio más limpio y menos contaminante comparando las emisiones de CO2 de la minera no metálica chilena con los competidores directos en el Medio Oriente, los que producen KNO3 sintético derivado del amoniaco obtenido del gas natural.
El análisis arrojó que dicho proceso productivo tiene un gran impacto para el medio ambiente: al hacer un cálculo estimado, esta diferencia de 40% menos de emisión de CO2 equivale a retirar de la carretera hasta 155.000 vehículos de gama media al año, algo así como todo el parque automotriz de Providencia y Ñuñoa.