¿La vacuna de Sinovac tiene “poca potencia” en comparación a Sinopharm?
Un funcionario del gobierno de Buenos Aires defendió la fórmula china que están entregando en su país, comparándola con la que se suministra en Chile, Brasil, Uruguay y Colombia.
La vacuna de Sinovac aplicada en Chile. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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La confusa declaración de Gao Fu, director del Centro Chino de Control de Enfermedades, sobre la “baja efectividad” de las vacunas contra el COVID-19 producidas por su país llevaron a que los países latinoamericanos comenzaran a comparar las fórmulas de Sinovac y Sinopharm.
Ambas vacunas son producidas por diversas compañías y se han distribuido en diversos países en el continente. La CoronaVac (Sinovac) está disponible en Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay, mientras que la BBIBP-CorV (Sinopharm) se entrega en Argentina, Bolivia, Perú y Venezuela.
Los dichos de Gao movieron las aguas en todas estas naciones, especialmente entre los argentinos, que con un lento proceso de inoculación vieron con inquietud cómo -supuestamente- una de sus fórmulas estaban puestas en dudas.
Las autoridades trasandinas han insistido con que las palabras del funcionario chino iban dirigidas a Sinovac y no a Sinopharm. Fernán Quirós, médico y ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, fue uno de los que realizó una comparación entre ambas vacunas para defender la que ellos estaban suministrando a su población.
“Se mezcla información de una vacuna china que es muy poco potente, tiene poca potencia como la Sinovac, que se ha usado en Chile, con la Sinopharm, que es una vacuna que tiene una potencia muy superior a la que se está usando en Chile”, expresó Quirós a La Nación+.
Lo cierto es que ambas vacunas cumplen su misión, que es evitar que las personas sufran enfermedades graves contra el COVID-19. Las dos tienen tasas de eficacia para evitar el contagio leve bajas en comparación a las fórmulas de Pfizer/BioNTech y Moderna, pero son sumamente útiles para descongestionar las unidades de pacientes críticos y proteger a las personas más vulnerables.
Por todo esto, las comparaciones no tendrían mucho sentido frente a la urgencia que tienen todos los países de inmunizar a su población en el menor tiempo posible para así frenar el avance de la pandemia.
Los dichos de Gao Fu
Los datos de la vacuna de Sinovac se basaron en estudios realizados en Brasil. AGENCIA UNO/ARCHIVO
Las declaraciones de Gao Fu fueron profusamente difundidas en el mundo, especialmente por Estados Unidos, país que hace más de un año tuvo una intensa guerra comercial con China.
La agencia estadounidense AP fue la primera que publicó los dichos del director de la órgano regulador asiático. En el artículo, se citó una declaración de Gao donde expresó que los fármacos desarrollados por su país “no tienen tasas de protección muy altas” en comparación a los de ARN mensajero (Pfizer/BioNTech y Moderna).
Estas palabras -que posteriormente fueron calificadas como un “mal entendido” por el propio funcionario- fueron de libre interpretación, ya que no habló de ninguna fórmula en particular.
En Chile, las dudas se sembraron en la vacuna de Sinovac, mientras que en Argentina en la Sinopharm. En ese plano, las autoridades de ambos países entregaron argumentos para defender sus inmunizadores, siendo los trasandinos los que recurrieron a la comparación con nuestro país.
Las características de Sinopharm y Sinovac
Las declaraciones de Fernán Quirós sobre la “poca potencia” de la vacuna que se entrega en Chile se podría definir desde la base de las características y eficacia mostrada por ambas fórmulas en sus ensayos clínicos de fase III.
La vacuna de Sinopharm se elaboró bajo la tecnología de virus inactivo, al igual que la Sinovac. Se desarrolló bajo el alero de la Corporación Grupo Farmacéutico Nacional Chino, una empresa estatal que se asoció en una investigación con el Instituto de Productos Biológicos de Beijing.
La fórmula fue probada en soldados y en trabajadores de funciones esenciales chinos, siendo la primera en ser autorizada para su comercialización. Los ensayos clínicos también se extendieron a países como Emiratos Árabes Unidos, Argentina y Perú.
En diciembre de 2020, la compañía informó que su fórmula logró el 79,34% de eficacia. Aquello la ponía por debajo de las vacunas occidentales, pero en la práctica por sobre la CoronaVac, que según los antecedentes proporcionados por un estudio realizado en Brasil alcanzó un poco más del 50% para prevenir el contagio.
De todos modos, los resultados de Sinovac son variables, ya que en Turquía la tasa de eficacia alcanzó el 91,25%, mientras que en Indonesia se determinó que la prevención de la infección alcanzó el 65,3%. Un reciente estudio entregado por el Instituto Butantan informó que la CoronaVac subió su eficacia al 62% al suministrar la segunda dosis en más de 20 días, alcanzando una protección de entre 83,7% y 100% para prevenir la enfermedad grave o la muerte.
Sobre Sinopharm no hay muchos números específicos. En Perú, uno de los países donde se suministra de forma masiva, el ministro de Salud, Óscar Ugarte, entregó algunos detalles luego que se malinterpretara un informe de los ensayos clínicos realizados en el país, que asoció la eficacia a la positividad a PCR alcanzada por los voluntarios (34%).
En declaraciones consignadas por Gestión, la autoridad peruana precisó que la vacuna entregaba un 62,7% menos probabilidad de tener una prueba PCR positiva, y un 64,7% en tener anomalías en la tomografía. A esto se suma que un 91% de posibilidades de no caer hospitalizado, con requerimiento de oxígeno o ventilación mecánica.
En términos de características y porcentajes, tanto Sinopharm como Sinovac tienen la misma potencia en evitar que los pacientes contagiados con COVID-19 sean internados o mueran por la enfermedad, teniendo en cuenta que ninguna garantiza totalmente evitar el contagio. Ambas también están bajo revisión por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que preliminarmente las calificó como “seguras y efectivas”.
20 preguntas y respuestas sobre la vacuna Sinovac
