No es malo: Francia planea pagar a quienes vaya a trabajar en bicicleta
El Gobierno quiere incentivar que las compañías lo paguen ofreciendo bonificaciones fiscales. Se ha llegado a estimar el coste para el ejecutivo en 20 millones de euros al año.Los defensores de la iniciativa estiman que el ahorro en gasto sanitario para la Seguridad Social, llegaría hasta los 5.600 millones de euros.
Tras un buen tiempo dándole vueltas, Francia ha retomado la idea de incentivar el uso de las bicicletas estableciendo un pago extra para quienes acudan a sus trabajos en este medio de transporte. La cifra que se maneja es de 21 céntimos por kilómetro recorrido, en línea con las dietas que existen desde hace tiempo para el traslado en automóvil y serían las empresas las que abonaría la gratificación y para ello el Gobierno galo confía en incentivar la medida.
Se trata de una vieja reivindicación que persigue impulsar el uso de la bicicleta para mejorar la salud de los trabajadores, el medioambiente y la calidad de vida en las ciudades, pero que no está exenta de polémica. La idea la puso en marcha el anterior ministro de Transporte el año pasado. Ahora su sucesor la retoma, tras crear una amplia comisión de expertos que lleva meses debatiendo sobre el asunto.
El hecho de que la subvención no sea obligatoria ha generado polémica. El Gobierno quiere incentivar que las compañías lo paguen ofreciendo bonificaciones fiscales sustanciosas. Se ha llegado a estimar el coste para el ejecutivo de François Hollande en 20 millones de euros al año.
Los defensores de la iniciativa estiman que el ahorro en gasto sanitario para la Seguridad Social, llegaría hasta los 5.600 millones de euros. Este es uno de los caballos de batalla. Sin embargo, cuantificar algo así no es nada fácil, aunque lo que sí está claro es el efecto beneficios para la salud de una medida de este tipo. Pero en términos de contabilidad presupuestaria, no parece fácil incluir esta cifra en la memoria económica del plan.
Se trata en todo caso de un programa integral, que conllevaría otras obligaciones para el Estado francés, como organizar las ciudades para que puedan circular un mayor número de ciclistas. Aquí surge otro punto polémico, las asociaciones de ciclistas abogan por establecer un limite más estricto a la velocidad máxima de los coches en travesías urbanas, como en algunos países nórdicos, que lo sitúan en 30 kilómetros por hora. El ejecutivo galo no parece predispuesto a tomar esta medida.
También se baraja crear planes que combatan el robo de bicicletas o de los enseres que acarrean, impulsar el turismo en bicicleta y una campaña de publicidad a nivel nacional. El Estado también podría financiar la construcción de aparcamientos para bicicletas cerca de las estaciones. La comunidad ciclista vive pendiente el desenlace de este plan.