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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Socavones en algunos modernos edificios

El automóvil descontrolado impactó la débil baranda que separa la acera, que es un bien nacional de uso público, con el espacio privado hundido hasta la línea de edificación y la desgracia no hubiera ocurrido si se hubiera respetado la norma urbanística que contempla, al mismo nivel de la acera, la conformación de los antejardines en esos espacios privados.

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Patricio Herman es Presidente Fundación Defendamos la Ciudad

El miércoles 15 de octubre recién pasado cayó a un socavón de un moderno edificio un pequeño automóvil que había chocado con otro más grande en la esquina de las calles Reyes Lavalle y El Regidor, en el sector El Golf de la comuna de Las Condes. Su conductora sufrió ciertos daños en su cuerpo y fue conducida a una clínica para que los médicos de turno la atendieran.  

Se trata del edificio corporativo de Metrogas y es necesario dejar en claro que ello ocurrió porque los espacios privados que debieran estar materializados como antejardines que son áreas verdes, según las normas contenidas en el Plan Regulador Comunal, en algunas torres comerciales que se han estado construyendo en ese sector en el último tiempo, han sido hundidos por sus arquitectos proyectistas para que así los niveles subterráneos de las oficinas aprovechen la luz natural del sol. Es decir, se han aplicado criterios puramente pragmáticos para aprovechar mejor el terreno disponible.

El automóvil descontrolado impactó la débil baranda que separa la acera, que es un bien nacional de uso público, con el espacio privado hundido hasta la línea de edificación y la desgracia no hubiera ocurrido si se hubiera respetado la norma urbanística que contempla, al mismo nivel de la acera, la conformación de los antejardines en esos espacios privados.

Recordamos que en mayo de 2010 en el edificio en donde se encuentra el Hotel W, en Isidora Goyenechea entre Carmencita y Augusto Leguía Norte, a unos 200 metros lineales del edificio de Metrogas, construcción que también eliminó el antejardín, un joven cayó al vacío de piso duro porque, al apoyarse distraídamente en la baranda, ésta cedió. El accidentado fue trasladado a la Clínica Alemana y suponemos que todos los gastos médicos, como los de su recuperación, fueron asumidos por la administración del edificio.

En ambos casos los edificios le pertenecen a la Inmobiliaria Territoria, ligada societariamente a Metrogas la misma empresa que, según el Ministerio de Energía, ha tenido rentabilidades superiores a la contemplada en la ley y a CGE, empresa controlada por las familias Marín, Pérez Cruz y Hornahuer, que está siendo vendida al grupo español Gas Natural Fenosa en la suma de US$ 3.300 millones.

Como hundir los espacios asignados a los antejardines se ha transformado en una práctica recurrente, esperaríamos que a la brevedad se regule la construcción de los elementos físicos que en la línea oficial separan el espacio público del espacio privado para evitar nuevos y lamentables accidentes. La otra solución posible es terminar con los socavones, respetando la norma de los antejardines, es decir, promoviendo el urbanismo de verdad, pero quien tiene la última palabra es el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu). 

Este ministerio tiene la tuición legal para establecer a su solo criterio las normas de edificación en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), instrumento de alcance nacional que reglamenta la Ley General respectiva y por ello le hacemos un llamado a Paulina Saball, quien desempeña el cargo de ministra, para que se adopte la mejor decisión al respecto.

En todo caso, reemplazar los hermosos antejardines que entregan beneficios sociales, ambientales y paisajísticos al entorno, por espacios rígidos y hundidos, en nuestra modesta opinión, no es una buena solución para las ciudades.     

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