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4 de Enero de 2013

Así ve el New York Times la discusión sobre el aborto en Chile

El medio norteamericano destaca que el tema siga siendo polémico en nuestro país, "después de 20 años de crecimiento económico y la elección en 2006 de una mujer como presidente".

Por Redacción
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“En un país donde el aborto es totalmente ilegal, incluso en casos de violación o cuando la vida de la mujer está en peligro, mantener un servicio de información telefónica es una tarea arriesgada”. Así resume el diario The New York Times el trabajo de Línea Aborto Chile, una iniciativa que desde 2009 provee de información a mujeres mayores de edad “acerca del uso correcto de Misoprostol (…) para la interrupción de un embarazo hasta las 12 semanas de gestación”, según lo señalan en su página web.

El medio norteamericano destaca que “al operar en un área legal “gris” -o de vacío legal-, las voluntarias se enfrentan a una pena de prisión de enormes proporciones si una conversación se desvía demasiado de una pauta aprobada por abogados. La “línea caliente” ya ha tenido tres demandas presentadas en su contra, aunque todas fueron finalmente retiradas.”

“Angela Erpel, una socióloga de 38 años que trabaja como voluntaria en Línea Aborto Chile, aclara que “nosotras no les damos una guía o consejo moral, sólo proporcionamos información”.

“Desde que la línea de emergencia se inició en 2009, se han registrado más de 12.000 llamadas”, subraya la nota. “De acuerdo con la ley, tener un aborto conlleva una pena de 5 a 10 años de prisión, dependiendo de las circunstancias, mientras que los médicos y otras personas que realizan un aborto o asisten uno podría enfrentar hasta 15 años, según los fiscales. En la práctica, sin embargo, menos de 500 casos han sido procesados en los últimos años.

“Más allá de las consecuencias jurídicas, las 30 voluntarias de Línea Aborto Chile son muy conscientes de las consecuencias sociales de tomar un papel activo en un tema tan polarizante. Llevan máscaras cuando hacen promoción de la Línea en manifestaciones públicas, y no entregan muchos detalles sobre su trabajo voluntario en sus vidas diarias. Muchas temen perder sus puestos de trabajo o entrar en conflicto con sus relaciones personales y familiares. En efecto, Angela Erpel fue la única voluntaria dispuesta a dejar constancia de su trabajo con la Línea.

“Es complicado”, explicó. “Soy transparente sobre el hecho de estar en una organización, pero no necesariamente digo que trabajo directamente con el aborto.”

“El aborto no fue siempre un asunto clandestino en Chile. La ley actual que lo prohíbe estrictamente fue uno de los actos finales de la dictadura. En 1989, poco antes de abandonar el poder, el general Augusto Pinochet puso fin a una tradición de aborto legal que data de 1931, en la que un embarazo que amenazaba la vida de una mujer, o donde un feto no era viable fuera del útero, podrían terminarse. La ley de Chile es una de las más estrictas del mundo.

“Por el contrario, en octubre pasado Uruguay legalizó el aborto por cualquier causa en el primer trimestre, uniéndose a Guyana y Cuba como los países latinoamericanos con los procedimientos legalizados más amplios. El aborto también es legal en la Ciudad de México. Sin embargo, Chile ha seguido siendo un país socialmente conservador, después de 20 años de crecimiento económico y la elección en 2006 de una mujer como presidente”.

La nota de The New York Times destaca que “después de haber criticado a la Línea Aborto Seguro en los medios de comunicación, el Ministerio de la Mujer inició una línea telefónica propia. Es atendida por psicólogos y trabajadores sociales que contestan llamadas de hombres y mujeres en busca de información o ayuda cuando se enfrentan a lo que el ministerio llama una “situación de aborto” o “síndrome post-aborto”.

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