TV israelí encuentra al hijo desaparecido hace 33 años de una pareja de Gaza
"Contamos cada minuto para poder ver a nuestro hijo", relataba el progenitor del desaparecido, el palestino Sabri Kandil, acompañado por su mujer, Latifa, mientras se desplazaban en un vehículo para salir de la franja de Gaza por primera vez en años.
Un programa de televisión israelí ha logrado localizar al hijo primogénito de una pareja de Gaza al que hasta hace poco tiempo creían muerto y cuya pista perdieron poco después de nacer hace 33 años en un hospital cerca de Belén.
“Contamos cada minuto para poder ver a nuestro hijo”, relataba el progenitor del desaparecido, el palestino Sabri Kandil, acompañado por su mujer, Latifa, mientras se desplazaban en un vehículo para salir de la franja de Gaza por primera vez en años.
Abandonaban este territorio controlado por el movimiento islamista Hamás para reunirse con Tzofit Grant, la presentadora del programa de investigación israelí “Perdidos”, que anoche difundió el segundo capítulo de la cuarta temporada en el Canal 2.
La investigadora reconoció que nunca se había puesto en contacto con nadie de Gaza, pero que la solicitud de la pareja, que hoy tiene otros cinco hijos, la conmovió desde el primer momento.
Tras lograr los permisos requeridos tanto de las autoridades de Hamás como por el Ejército israelí, Sabri y Latifa Kandil se reunieron con el equipo de investigación y explicaron que hacía más de tres décadas que no veían a su hijo, pero que tenían la esperanza de encontrarlo con vida.
La entrevistadora les preguntó por qué acudieron a un programa israelí, a lo que Latifa respondió: “Tu eres madre, como madre me comprenderás”.
Pese a que los padres no tenían más datos que el nombre, Nasim, pues ni siquiera recordaban la fecha de nacimiento, la maquinaria de este tipo de programas se puso en marcha.
En un principio, el rompecabezas no terminaba de cuadrar, pues el relato de los progenitores abundaba en contradicciones, y ante la insistencia de Grant finalmente salió a la luz que la pareja fue objeto de una problemática relacionada con el “honor familiar”.
Este término significa que los progenitores no estuvieron casados en el momento del alumbramiento o que alguno de ellos había sufrido algún tipo de deshonra, sin especificar.
Tras dar con la pista de un doctor israelí que en los primeros años de la década de los ochenta ayudaba a parejas palestinas con este tipo de problemas a entregar a sus hijos en adopción, la investigadora logró documentos que le permitieron identificar un hospital de la localidad de Beit Yala, próxima a Belén, donde nació el pequeño.
Al parecer, fue el abuelo paterno de la criatura quien se hizo cargo del recién nacido e informó a la pareja poco después de que el bebé había fallecido, mientras por su cuenta lo entregó en adopción y firmó un compromiso de no buscarlo en el futuro.
Fue antes de fallecer cuando el abuelo entregó esos documentos a Sabri y le conminó a buscar a su primogénito desaparecido.
Desde entonces, los padres nunca perdieron la esperanza de encontrarlo e incluso intuyeron en algún momento que sus destinos estaban cercanos.
Gracias a una enfermera ya con demencia pero que afortunadamente tenía anotados en un cuaderno datos de la suerte que corrieron los bebés dados en adopción, el programa pudo encontrar al hijo perdido.
Para ello, un equipo se desplazó hasta Suecia, donde dio con el paradero de la madre adoptiva, que mostró fotos del pequeño a los pocos meses, cuando dejaría de llamarse Nasim.
“Busqué un nombre que quedara mejor en Suecia y en el mundo, y su nombre es David… A veces pienso que fue un error cambiarle el nombre, pero así lo pensamos entonces”, precisó la madre adoptiva.
David creció en una familia acomodada de Estocolmo, con una hermana también adoptiva originaria de Indonesia. Ambos fueron educados en el cristianismo y siempre supieron que habían sido adoptados.
“Todo sucedió cuando estaba acostando a mi hijo. Me llamó mi madre para decirme que mis padres biológicos me estaban buscando”, afirmó David en sus primeras declaraciones al programa.
Y explicó que nunca sintió la necesidad de buscar sus raíces hasta que se convirtió en padre hace menos de un año: “Esto es tan grande que no sabes cómo sentirte ni comportarte”.
Un parque de la capital sueca fue el escenario del encuentro entre padres e hijo que sobrecogió a miles de espectadores, que siguieron denodadamente el capítulo de ayer.
Los progenitores abrazaron hasta lo interminable a su hijo, sobrecogido por las triquiñuelas del destino, y la madre, que de la emoción perdió el pañuelo que cubría su cabeza, no lo quería soltar.
“Ahora que te hemos encontrado, no podemos separarnos”, repetía una y otra vez Latifa, feliz de haber recuperado a su primer hijo perdido hace 33 años.