El misterioso síndrome que te hace tener más de 100 orgasmos al día
Se desconocen las causas que provocan el Síndrome de la Excitación Sexual Permanente y hasta el momento el tratamiento más eficaz es la terapia cognitiva sexual.
Una entrevista realizada por el canal de internet Bancroft TV, el estadounidense Dale Decker, de 37 años, aseguró tener más de 100 orgasmos al día. Esto debido al Síndrome de la Excitación Sexual Permanente (PSAS, por sus iniciales en inglés) que sufre tras una caída que sufrió hace dos años y que le desplazó una vértebra, según la publicación de la BBC.
“Imagínatelo: es el funeral de tu padre y estás arrodillado junto a su ataúd, despidiéndote para siempre de él. De repente, tienes nueve orgasmos. Justo ahí, cuando toda tu familia está de pie detrás de ti”, declaró Decker en la entrevista, y agregó que “no hay nada de placentero en ello, porque a pesar de sentirte físicamente bien estás completamente a disgusto por lo que está pasando. No te dan ganas de tener un orgasmo nunca más”.
Hasta el momento la vicepresidenta de la Federación Española de Asociaciones de Sexología, Francisca Molero, no había conocido casos documentados de este síndrome en hombres, pero aseguró que “eso no quiere decir que no les afecte también”.
La experta detalla que hasta el 2013 existían entre 400 y 500 casos documentados de pacientes con PSAS en el mundo, pero cree que podría ser mucho mayor.”Cada vez que hablo con ginecólogos me cuentan casos similares pero que no han sido identificados con el transtorno”, añade.
Molero señala que con este síndrome aparece una excitación genital sin tener una estimulación previa. “Es como si sensaciones intrusas invadieran el cuerpo y provocasen orgasmos”, explica.
El año 2001, las investigadoras Sandra Leiblum y Sharon Nathan, calificaron el Síndrome de la Excitación Sexual Permanente como “sensación de excitación genital sin un desencadenante sexual previo, que persiste durante períodos prolongados de tiempo, y no desaparece a pesar de tener uno o varios orgasmos”. Dos años más tarde fue redefinido como “excitación genital espontánea intrusiva y no deseada en ausencia de interés sexual y deseo”.
En la II Consulta Internacional sobre Conducta Sexual en París, fue catalogada como una disfunción sexual. Hasta el momento no se conocen las causas, pero se le han atribuido diversos factores neurológicos, vasculares, hormonales o por efectos secundarios de medicamentos. El tratamiento más eficaz es la terapia cognitiva sexual.