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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Aborto: Una lección histórica para Chile

En enero 1975, Francia contaba con un presidente de centro derecha, Valery Giscard D´Estaing y un primer ministro de derecha, Jacques Chirac. Dos hombres conservadores pero con una voluntad política: la de dar a la mujer el derecho a decidir. “Soy católico” expresaba el ex presidente galo, “pero tengo una convicción, soy el presidente de todas las francesas, y debo velar por sus derechos y la salud pública de nuestro país”.

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Pierre Lebret es Cientista Politico UDP – La Sorbonne Nouvelle París III. Especialista en Cooperación Internacional

Paris, 26 de noviembre de 1974: “Querría antes que nada compartir con ustedes mi convicción como mujer – y me disculpo de hacerlo delante de esta Asamblea compuesta casi exclusivamente por hombres-: ninguna mujer va a hacerse un aborto con el corazón alegre. Basta oír a las mujeres. Es siempre un drama y seguirá siempre siendo un drama (…) Yo sé que el problema sobre el que debatimos hoy se refiere a asuntos infinitamente más graves que confunden mucho la consciencia de cada uno. Pero, en definitiva se trata también de un problema de la sociedad”.

Con estas palabras, la ex ministra de salud, primera mujer en ocupar ese cargo en Francia, Simone Veil, iniciaba un discurso que marcara un cambio profundo en los derechos de la mujer y la ley de aborto que está a punto de cumplir 40 años en enero próximo en Francia.

En enero 1975, Francia contaba con un presidente de centro derecha, Valery Giscard D´Estaing y un primer ministro de derecha, Jacques Chirac. Dos hombres conservadores pero con una voluntad política: la de dar a la mujer el derecho a decidir. “Soy católico” expresaba el ex presidente galo, “pero tengo una convicción, soy el presidente de todas las francesas, y debo velar por sus derechos y la salud pública de nuestro país”. Simone Veil, sobreviviente de Auschwitz-Birkenau, enfrento agresiones verbales muy violentas de parte de su propia mayoría parlamentaria, al defender esa ley que hoy lleva su nombre, desde “asesina” hasta “estamos volviendo a los hornos de la muerte” aludiendo a una época a la cual ella misma había sido víctima junto a su familia entre 1944 y 1945. Sin embargo, esta mujer, quien también fue la primera en presidir el Parlamento Europeo, tuvo coraje en imponer la voluntad política de un presidente, y por defender sus convicciones en pro de las generaciones futuras. Impacto en la natalidad tras la ley de aborto? Ninguno, Francia sigue siendo el país con una de las tasas de natalidad más alta de la Unión Europea.

¿Cuándo llegará el día en que las mujeres chilenas tendrán el derecho a decidir? Ellas no pueden verse encerradas en la lógica eclesiástica o política partidaria de un pais. Es tiempo de avanzar, de generar programas reales de educación sexual en cada uno de los colegios chilenos. Como lo subraya la CEPAL, después de informar que más del 30% de las jóvenes latinoamericanas ha sido madre adolescente, la educación integral para la sexualidad y los servicios de salud sexual y reproductiva deben ser una prioridad de las políticas públicas relativas a los jóvenes. Según el organismo de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe, “la edad a la que se tiene el primer hijo sigue siendo bastante temprana, especialmente entre los sectores de menor nivel socioeconómico, lo que contribuye a la reproducción intergeneracional de la pobreza”.

Los derechos de la mujer y de la niña no pueden ser vistos como un constante espejismo por las mismas mujeres. De qué moral nos habla la iglesia chilena al defender la vida después de una violación, sino la de arrastrar la juventud y adolescencia de una niña, y erradicar sus derechos fundamentales. Chile debe romper con la “dictadura moral” que algunos han logrado imponer. Vivimos en República, supuestamente contamos con un estado laico, y la mujer no es un sujeto de procreación, sino una ciudadana inserta en sociedad, y el Estado es el garante de promover y velar por sus derechos. Quien será la mujer o hombre capaz de llevar adelante esta lucha por profundizar la democracia de derechos como si lo hizo Simone Veil en Francia? ¿Es necesario que anualmente cientos de mujeres chilenas paguen con “procedimientos” ilegales hechos por inescrupulosos, las consecuencias – muchas de por vida- de un vacío de derecho en nuestro Estado?. El tiempo de discusiones morales entre iglesia y conservadores ya se agotó, es hora que el Estado de Chile con voz firme tome posición, no sólo por el credo valórico de unos pocos, sino por el bienestar social de las mujeres de hoy y del mañana.

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