Día de la no violencia de género: muchos tipos de violencia
"En el entramado de los roles y significados del “ser mujer”, violencia de género es mucho más amplia que la violencia física y me atrevo a decir, que todas las mujeres chilenas sufrimos violencia de género, en estos roles en los que nos ha tocado vivir".
Hoy se celebra el día contra la violencia de género. Si observamos las campañas publicitarias para combatirla, podremos ver que éstas muestran a la ciudadanía que la violencia de género es un golpe físico de un hombre hacia una mujer en el contexto de pareja. El mensaje es entonces: “violencia de género es que un hombre golpee a una mujer”, “violencia es sinónimo de golpes”, “he sido víctima de violencia si tengo un ojo morado”, “he sido víctima de violencia, o puedo llegar a serlo, si tengo una pareja que es hombre”.
Estas creencias, producto de malas campañas gubernamentales e ideas transgeneracionales, son erróneas. Veamos lo que es violencia de género y quizás, alguna mujer que lea estas líneas y que se creía lejana a la violencia de género por no tener golpes físicos, podrá darse cuenta de que sí es víctima de violencia de género, como lo somos todas las mujeres chilenas.
Violencia de género tiene dos conceptos fundamentales. Uno, la violencia, que es ejercer maltrato en los siguientes tipos:
– Violencia física golpes, zamarreos, empujones, etcétera. Como vemos, un zamarreo es tan violencia física como el ojo morado de la publicidad.
– Violencia económica castigar sin dar dinero, controlar el dinero de la pareja.
– Violencia sexual violar, hostigar para tener relaciones sexuales siendo pareja o matrimonio, obligar a la pareja a tener relaciones sexuales aunque ésta diga que no o no tenga ganas. Como vemos, violencia sexual es violar y también no respetar a la pareja cuando ésta dice que no tiene ganas de tener relaciones sexuales. El ser pareja, no implica un control o poder sobre el cuerpo de la mujer.
– Violencia psicológica insultar, garabatear, menoscabar, burlarse, atacar. Cualquier acción que tenga como fin menoscabar a la persona y su producto y su objetivo, es la disminución de la auto estima de la víctima.
El otro concepto de la violencia de género es, el género. Éste hace alusión a las relaciones desiguales de poder que se presentan en la sociedad actual, entre lo masculino, el hombre, lo femenino y la mujer. En este juego de roles de género, se asocia al ser mujer, a ser un “segundo sexo”, tener menos capacidades que el hombre y ser objeto y no sujeto.
Esto último quiere decir que ser mujer, desde tiempos greco romanos hasta la actualidad, especialmente desde la época victoriana pasando por los años cuarenta y sus mujeres “pine up”, es ser objeto de placer para un ojo ajeno masculino y no sujetos de derechos. Es ser el objeto de discurso del placer de otro en vez de tener nuestros propios discursos de placer. Este concepto del género, en conjunto con los términos de violencia, constituyen los diferentes modos en que las mujeres sufrimos violencia de género.
Así, en el entramado de los roles y significados del “ser mujer”, violencia de género es mucho más amplia que la violencia física y me atrevo a decir, que todas las mujeres chilenas sufrimos violencia de género, en estos roles en los que nos ha tocado vivir.
Pensemos en que somos unos de los cinco últimos países del mundo en que el aborto está prohibido en todas sus formas, incluido el aborto terapéutico (cabe señalar que uno de estos cinco países es el Vaticano y que cabe reflexionar entonces, cuales son nuestros valores sociales, siendo que tenemos mismas leyes que El Vaticano).
Pensemos en que somos el país en donde niñas violadas de 11 y 13 años, son obligadas a parir, en contextos de secreto, en donde se le esconde a la prensa cómo se encuentra la salud de esa niña. Todos sabemos que hay una pequeña que está dando a luz, pero no tenemos idea de qué ocurrió con ella. Esto, es violencia de género, ya que se le obliga a esas niñas a parir porque las mujeres estamos obligadas en Chile a ser madres, aunque sea producto de una violación, aunque sean niñas, aunque no queramos, aunque esos fetos no tengan posibilidad de vivir fuera de nuestros úteros, causándonos tortura psicológica durante el embarazo.
Pensemos en que somos uno de los pocos países en donde está normalizado el piropo, como una costumbre masculina hasta coloquial (he estado en otros países donde he podido caminar tranquila por la calle sin que me silben como un perro) “¿Pero qué tiene de malo un piropo?”, “¿no será exagerado calificar como acoso el que te digan linda en la calle?”, se preguntan animadores y locutores radiales en los medios de comunicación.
Yo les pregunto a esos hombres: ¿por qué se creen con el derecho de decirle a una extraña lo que están pensando de ella?, ¿por qué creen que queremos o debemos escuchar lo que ustedes piensan de nuestros cuerpos? Nuestros cuerpos no son públicos y ustedes no tienen ningún derecho sobre ellos. No queremos ser traspasadas en nuestros límites de espacio por miradas lascivas hacia nuestros cuerpos. No queremos recibir un comentario de nuestros cuerpos por extraños. Nuestros cuerpos son propios y no hay tercero que pueda arrogarse el derecho de opinar públicamente del cuerpo de otro, en plena calle, ¿o acaso una mujer le silba en el oído a un hombre extraño mientras va caminando por la calle? Esto, es violencia de género.
Como mi trabajo clínico es con personas y parejas de la diversidad sexual, he visto mucha violencia de pareja entre mujeres lesbianas pero que no pueden acudir a los centros de violencia o hacer una denuncia a carabineros, porque son ridiculizadas, miradas con extrañeza o simplemente no incluidas en los programas de violencia.
La violencia intra familiar existe fuera de la heterosexualidad, puesto que las parejas no son sólo heterosexuales. Existen parejas del mismo sexo y parejas con identidades de género trans, que sufren la misma dinámica de violencia de parejas heterosexuales pero son invisibilizadas, puesto que los programas de violencia, son hechos para parejas compuestas por un hombre y una mujer. Hace pocos días vimos en las noticias una mujer muerta por su pareja del mismo sexo. Esta invisivilización, también es violencia de género.
En Chile, existen mujeres transexuales y transgéneras, que viven sin identidad, es decir, no pueden cambiar su sexo legalmente en su cédula de identidad, siendo ridiculizadas y avergonzadas por ello en lugares públicos. Estas mujeres, viven la violencia de ser mujer en conjunto con la violencia de cuerpos que son rechazados. La tasa de asesinatos a mujeres transexuales es altísima… y en Chile pasa desapercibido. Estas mujeres, no tienen otra alternativa que prostituirse, en la mayoría de los casos y viven un sinnúmero de problemas que no alcanzo a escribir en esta nota. Esto, el que el Estado decida por ti tu género… el que tu género no te pertenezca, también es violencia de género.
Podría seguir escribiendo pero mis impresiones serían más extensas de lo que corresponde en esta columna. Hoy, en el día de la no violencia de género, quisiera visibilizar la violencia que ha sido invisibilizada: esa mujer casada que sin tener ganas de tener relaciones sexuales con su esposo las tiene igual, porque siente que debe hacerlo, “que es su obligación”, como si su cuerpo fuera propiedad de su marido y no suya; esa mujer transexual muerta en las calles de Santiago porque no tuvo otra alternativa que prostituirse y exponerse a la agresión de ser diferente; a todas nosotras, que al transitar por las calles nos exponemos a otros que se creen con derechos sobre nuestros cuerpos; a todas nosotras, que hoy en Chile, somos obligadas a ser madres y a esas niñas, que tuvieron que parir con cuerpos de infancia.