Várices: cómo prevenirlas y cuáles son sus tratamientos más efectivos
Los estudios afirman que 75% de las mujeres chilenas sufre en algún grado menor o mayor de várices, un problema que muchas llevan en silencio y que puede afectar en gran medida la vida cotidiana.
Todos hemos escuchado hablar en alguna ocasión de las varices y las dificultades que conllevan, pero en realidad muy pocos tienen presente las causas de este problema y en algunas ocasiones tampoco se tiene claro a qué especialista hay que ir.
Según el cirujano vascular de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Alejo Chávez, “las várices son venas que se dilatan y se hacen visibles a través de la piel”. Generalmente, agrega, “son de color azul oscuro y cuando progresan, pueden adquirir trayectos tortuosos. Pueden comprometer una o ambas piernas”.
Frecuencia
Si bien las várices también están presente en los hombres, estas son de tres a cuatro veces más frecuentes en mujeres, se desarrollan cuando las válvulas venosas, que permiten que la sangre fluya hacia el corazón, se dilatan y no cierran bien, produciendo un reflujo de sangre hacia los pies, lo que se traduce en mayor congestión venosa que, a su vez, favorece la aparición de várices.
Entre los principales factores que pueden causar las várices se encuentra el factor genético y hormonal. “Las mujeres están más propensas a producirlas después de los 30 o 40 años y el embarazo también es un factor que tiene gran incidencia en la aparición de esta patología”, señala el especialista.
Sobrepeso
Se trata de otros de los factores que inciden en la aparición de várices. Según detalla el Dr. Alejo Chávez, “el aumento de la presión abdominal asociado al sobrepeso dificulta también el retorno venoso y favorece la aparición de várices. La mala nutrición es otro factor relevante, por lo que es fundamental velar por la calidad de los alimentos que consumimos y evitar el exceso de sal y el consumo de grasas”, precisa.
Pese a lo anterior, el especialista recomienda diversas alternativas para combatir este problema como, por ejemplo, caminar, es por eso que trata de un problema que afecta mayormente a quienes trabajan parados peluqueras, profesoras y vendedoras, esto sucede porque la sangre se acumula en las extremidades inferiores, contribuyendo a que las venas se dilaten y pierdan su capacidad de controlar el flujo sanguíneo”.
Varices en cifras
“La Revista chilena de cirugía” precisa que en Chile el 64% de la población presenta várices en miembros inferiores. De esa cifra las personas más afectadas son las chilenas, alcanzando un 75% del total, mientras que en hombres la prevalencia llega al 25%.
El mismo estudio va más allá y logra clasificar los pacientes que padecen de esta dolencia según sus actividades laborales. Distribuyendo la población con várices según el cargo, el 93% del personal de cocina presenta várices, le sigue con 86% el personal de limpieza y el personal de mantenimiento 85%; personal de enfermería 75% y el de médicos 38%, por mencionar algunas de las actividades donde existe mayor presencia de la enfermedad.
Sin embargo, no todos los casos son iguales y su tratamiento varía dependiendo del avance de esta enfermedad, que en sus primeras etapas y con un diagnóstico oportuno, tiene altas probabilidades de mejorar, según explica el Dr. Alejo Chávez.
Tratamiento
“Cuando las várices son pequeñas se suelen indicar medicamentos para tratar la afección. En otros casos es necesario someterlo a una ecografía doppler, la cual permitirá ver el flujo sanguíneo, caracterizar los vasos y descartar otros trastornos de las piernas”, señala.
“Cuando la situación es más compleja – agrega – una de las opciones es la intervención quirúrgica convencional, es decir, la extirpación de las várices, aunque ésta ya no es necesaria en aquellas instituciones de salud que cuentan con la técnica de la radiofrecuencia.
La radiofrecuencia es lo más avanzado en materia tecnológica para poner fin al problema de las várices. Se trata de una técnica mínimamente invasiva, donde a diferencia de la intervención quirúrgica, al paciente sólo se le realiza una pequeña incisión, para destruir las várices. Con la ayuda de una exploración ecográfica, se introduce un pequeño catéter en la vena afectada, el cual actúa con energía de radiofrecuencia que va administrando calor, con la finalidad de sellar las várices para posteriormente, eliminarlas.