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23 de Enero de 2011

Impresionante: cómo transformar el mini golf en una locura

 

El golf es un deporte bastante silencioso. No da como para gritar muchas cosas, ni para cantar y menos para tirar fuegos artificiales o prender bengalas, como todo barrabrava podría pensar.

 

Quizás, el mini golf pueda ser un poco más lúdico, pero tampoco da para grandes risotadas o hacer del deporte una fiesta. A no ser que les pase algo así...

 

Por José Antonio Giordano
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El golf es un deporte bastante silencioso. No da como para gritar muchas cosas, ni para cantar y menos para tirar fuegos artificiales o prender bengalas, como todo barrabrava podría pensar.

 

Quizás, el mini golf pueda ser un poco más lúdico, pero tampoco da para grandes risotadas o hacer del deporte una fiesta. A no ser que les pase algo así…

 

(Nota: este párrafo está inventado, para darle un poquito de “textura” (?) a la nota). Un grupo de amigos decidió salir a jugar un rato después de una agotadora jornada laboral. En eso estaban, con la misma rutina de siempre: quejándose de sus señoras, sus jefes, sus equipos de fútbol y cualquier otra cosa que saliera en la conversación. Hasta que decidieron quedarse callados, porque uno de ellos enfrentaba un tiro difícil.

 

(Volvemos al periodismo objetivo(?) ). Como se ve en el video, la pelota estaba en el agua, por lo que el jugador prepara con calma su tiro. En eso, se prende uno de los “chorritos” de esa falsa laguna, y la suerte quiere que justo aparezca debajo de la pelota, levantándola considerablemente.

 

Una cosa así ya es suficiente para romper el equilibrio del juego y empezar a reír. Pero si a esa pelota le pegan, sin intención alguna, y cae dentro del hoyo en un tiro perfecto, es para perder la cabeza. Y eso fue lo que pasó.

 

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