"Una Sub 20 que necesita manejar la cabeza", por Jorge Nazar
Es extraño el efecto que produce el fútbol Sub 20 en Chile. Existe un nulo interés público por su información en el torneo local, pero a la hora que llegan los Sudamericanos (y las ilusiones de llegar a un Mundial), todo cambia.
Quizás germinó con aquella “mítica” Sub 17 de Rozental, Neira, Lobos y compañía allá por 1993. Tanta fue la histeria, que incluso el pequeño volante fue jurado del Festival de Viña.
Es extraño el efecto que produce el fútbol Sub 20 en Chile. Existe un nulo interés público por su información en el torneo local, pero a la hora que llegan los Sudamericanos (y las ilusiones de llegar a un Mundial), todo cambia.
Quizás germinó con aquella “mítica” Sub 17 de Rozental, Neira, Lobos y compañía allá por 1993. Tanta fue la histeria, que incluso el pequeño volante fue jurado del Festival de Viña.
En medio hemos tenido muy buenas experiencias, y otras no tanto. Con equipos que nos han ilusionado hasta el hartazgo (el de Mati Fernández en Holanda 2005) pero que fracasaron. Con otros que nos han dado vergüenza (como la de Pajarito Valdés en Argentina 2001, previo paso por el famoso farol rojo en la calle). Y por otros que respondieron con creces y estuvieron muy cerca de la hazaña (como la de Vidal, Sánchez y Medel en Canadá 2007).
No sólo es el fútbol lo que marcó la diferencia. También hubo mucho de cabeza, de cómo enfrentar los desafíos, de cómo fueron conducidos desde la banca. Porque –en definitiva- no son más que mocosos de 17, 18 o 19 años, en lo que se pone –casi con rudeza- el futuro deportivo de un país.
Por eso, era difícil encasillar a esta Sub 20, la que está jugando (o están jugando con ella) en Perú. No es la mejor camada en figuras, pero si tiene varios jugadores que en equipos de no gran cuantía (incluso en el Ascenso), tienen ese rigor competitivo, un millaje interesante de juego en el primer equipo.
A eso, se sumaba que era el equipo de los sparrings de Marcelo Bielsa, de los “pichones”, de los que imbuidos en esa nueva mentalidad iban a sacar el mayor rendimiento a sus características.
El problema es que eso está mediado por César Vaccia. Y no es culpa del ex técnico azul, él es lo que es, tanto en lo bueno como en lo malo, y tiene su propio librito. Pero Bielsa dejó a esta selección en un intermedio. Y allí hemos fallado con estrépito. Porque el debut ante Perú fue una sorpresa mayúscula, que le quitó la principal cualidad que podía manejar este equipo: la humildad.
Tras ese 2-0 apareció –por ejemplo- el audino Bryan Carrasco, declarando su alegría porque un agente de jugadores lo había contactado vía facebook, y que en Alemania estaban muy atentos a él. ¿Resultado? Al segundo partido fue un fantasma y al tercero a la banca.
La idea se repite, quizás, en Ramsés Bustos, el chico de Unión Española. Tras la derrota ante el equipo B de Argentina, el hispano dijo que “sería una lástima que se perdiera esta generación”.
Pensemos en el equipo del 2007: Isla, Medel, Vidal, Sánchez, Carmona. No se ve a ninguno de los actuales Sub 20 con un potencial mínimamente parecido. Ojalá me equivoque, pero a simple vista, parece que se necesita algo más que vestirla camiseta roja para autodenominarse “generación”, o pensar en la posibilidad de una “pérdida”.
Aún hay opciones. Y no tan lejanas, pero parten de volver a esa senda humilde, esa que quizás no da tantas luces pero si buenos réditos. ¡Vaccia, a trabajar!
Periodista chileno. Comentarista Gol Televisión España. @jorgenazar |