La particular espera de Westwood para ser número uno
Me imagino que cuando uno está esperando ser número uno del mundo, en cualquier cosa, la espera vale la pena. Aun así, a Lee Westwood se le debe haber hecho eterno. Y no es para menos.
El golfista inglés estaba en Indonesia, jugando el Masters de ese país, torneo que pertenece al Asian Tour. Si ganaba, tenía la posibilidad de quedar como el mejor jugador del planeta, gracias a que Martin Kaymer, hasta ayer el número uno, no jugó este fin de semana. Y finalmente ganó, sin muchos problemas.
Me imagino que cuando uno está esperando ser número uno del mundo, en cualquier cosa, la espera vale la pena. Aun así, a Lee Westwood se le debe haber hecho eterno. Y no es para menos.
El golfista inglés estaba en Indonesia, jugando el Masters de ese país, torneo que pertenece al Asian Tour. Si ganaba, tenía la posibilidad de quedar como el mejor jugador del planeta, gracias a que Martin Kaymer, hasta ayer el número uno, no jugó este fin de semana. Y finalmente ganó, sin muchos problemas.
Pero para que Westwood pudiera celebrar tranquilo, en el día en que además cumplía 38 años, tenía que esperar los resultados del torneo The Heritage, que forma parte del PGA. Y si el estaba en Indonesia, este otro campeonato era en Carolina del Sur, Estados Unidos… algo así como a 16.800 kilómetros de distancia.
Y, claro, Westwood ya era campeón, pero al otro lado del mundo estaba recién despertando Luke Donald, el otro golfista con posibilidades de subir al número uno del ránking. Donald, también inglés, llegó al último día como líder del torneo, y debía mantener ese ritmo para terminar con las esperanzas de su compatriota.
Con ese panorama, Donald salió a jugar. No lo hizo tan mal, terminó la jornada en -1, pero no contaba con que Brad Snedeker firmara una tarjeta con siete golpes bajo el par y lo obligara a jugar un desempate.
Westwood ya no quería más guerra. Además de toda la espera, ahora debían jugar un playoff. Y por su puesto que eso no sería muy rápido: tanto Donald como Snedeker igualaron en el primer y segundo hoyo del desempate, pero en el tercero Snedeker terminó por cerrar un día espectacular.
Con eso, Westwood ya podía celebrar tranquilo: era el nuevo número uno del mundo, honor que consigue por segunda vez en su carrera.