Las fiestas que los futbolistas no supieron esconder
El reciente caso de futbolistas mexicanos y prostitutas días antes de la Copa América hace recordar otros hechos de indisciplina, con chilenos incluidos.
Las fiestas durante concentraciones, viajes y torneos combinan mal con el fútbol profesional, al menos cuando los pillan y la información llega a la opinión pública. De ahí a que se diga que habían mujeres y dinero involucrados, hay un paso muy pequeño. Incluso cuando no es cierto.
Y con todos esos ingredientes, la posibilidades de que los jugadores no sean castigados son muy bajas. Además del reto que les llega en la casa, del cual no nos enteramos.
Algo así pasó con el equipo de México para la Copa América: ocho jóvenes futbolistas fueron acusados de propasarse en una fiesta con presuntas situaciones de acoso sexual en Quito y han sido expulsados de la selección, que ya con ellos no tenía a todos sus jugadores estelares.
Además, esta circunstancia confirma la tendencia de algunas de las grandes competiciones del fútbol mundial en los últimos tiempos de no quedarse sin una incidencia de este calibre.
En esta ocasión, los ocho jóvenes jugadores que habían llegado a Argentina para jugar la Copa América con la selección mexicana han regresado a su país tras pasar tan sólo 48 horas en el país por mala conducta vinculada con la posible presencia de prostitutas en su hotel durante su gira por Ecuador.
Los dirigentes del fútbol mexicano actuaron con rapidez y desde México anunciaron que los futbolistas quedaban fuera de la selección y de inmediato enviaron otros ocho futbolistas para completar el equipo que disputará la Copa.
Este es el último capítulo de una serie de incidencias con similitudes. Hace cuatro años, en Venezuela 2007, seis integrantes de la selección de Chile se vieron inmersos en unos actos de indisciplina y presunto acoso sexual durante su estancia en Puerto Ordaz.
Los jugadores implicados en el incidente fueron Jorge Vargas, Rodrigo Tello, Pablo Contreras, Reinaldo Navia, Álvaro Ormeño y Jorge Valdivia.
La ANFP castigó con veinte partidos a los futbolistas después de los incidentes que tuvieron lugar cuando el técnico, Nelson Acosta, autorizó a los jugadores a festejar la clasificación para los cuartos de final del torneo.
El incidente provocó declaraciones de miembros del personal del hotel, que aseguraron que los futbolistas les habían insultado, en especial a las mujeres, y que destruyeron muebles.
Dos años después, otro gran acontecimiento fue escenario de una polémica no muy distinta y que afectó a cinco futbolistas de la selección egipcia que disputaban la Copa Confederaciones en 2009 en Sudáfrica, justo un año antes del Mundial.
Los jugadores denunciaron un robo de 1.700 euros en la noche posterior al partido que ganaron por 1-0 a Italia, en la que según difundieron algunos periódicos sudafricanos, habían contratado prostitutas.
El debate giró sobre si habían gastado en dinero en la fiesta o éste les había sido robado por las invitadas. Los cinco futbolistas fueron interrogados por la Policía, que informó de que en las habitaciones no había signos de violencia. El asunto fue incluso debatido en una comisión parlamentaria del país.
Aunque con connotaciones diferentes, el Mundial de Sudáfrica de 2010 estuvo marcado por la polémica suscitada en torno a la supuesta infidelidad de la novia del defensa de la selección inglesa, Wayne Bridge, con el capitán de la selección, John Terry.
A principio de aquel año, Bridge se excluyó de la lista del Mundial e incluso el seleccionador de Inglaterra, el italiano Fabio Capello, le retiró la capitanía a Terry. No era para menos.