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Actualizado el 18 de Diciembre de 2017

El día más largo del ciudadano Esteban Paredes

El ídolo colocolino revolucionó a la Escuela Presidente Riesco Errázuriz de Maipú cumpliendo su labor como vocal del mesa. Así transcurrió su día en la segunda vuelta.

Por Luis Marambio Torres
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“Alejandro Guillier, Sebastián Piñera…”. Patricia Díaz nombra a viva voz los votos de la mesa 103M de la Escuela Presidente Riesco Errázuriz de Maipú. Nunca imaginó tener bajo su rostro micrófonos de cuatro canales de televisión y dos radios. Las cámaras la apuntan, intimidantes.

En una esquina un niño llora y su madre no puede consolarlo. Llora de emoción, ansiedad, y un poco de miedo. Miedo a no poder sacarse una foto con su ídolo que está a sólo dos metros. Esteban Paredes, uno de los vocales de la ahora famosa mesa 103M, se saca selfies con cientos de personas que completan una larga fila. Así lo ha hecho durante más de diez horas seguidas.
La señora Patricia sigue mostrandos los votos, pero su voz se pierde entre los gritos de cientos de personas: “Paredes, Paredes, Paredes, Paredes…”.

La gente demuestra poco interés en la elección del próximo Presidente. Sólo le importa estar cerca de su ídolo. Es una deformación de la sociedad, claramente. Pero el futbolista no tiene la culpa. Algo pasa. Y de eso nos dimos cuenta muy temprano y lo corrobaramos a lo largo del día. Un largo día…

7.45 horas. Esteban Paredes asoma en su blanca Range Rover Evoque por el Pasaje San Ramón de Maipú. La Escuela Presidente Riesco Errázuriz A-275 lo espera. Bajo el gimnasio techado está la mesa 103M en la que debe ser vocal de mesa. Es temprano pero ya se filtran los rayos de sol. El delantero no se sacará los anteojos oscuros durante todo el día.

8.30 horas. En menos de una hora, el futbolista-vocal ya se sacó decenas de fotografías, firmó autográfos en papeles y camisetas. También constituyó la mesa 103M con su compañeras Patricia Díaz, Ema Araya y Carmen Gloria Salvo (la única hincha de la “U” en el grupo).

Esteban, que nunca votó en su vida, ahora está sentado para ser parte de un proceso eleccionario. “Pensé que era más difícil pero aquí está todo organizados y mis compañeras me dijeron lo que tenía que hacer”, dice el delantero. “Ya estamos acá y sólo hay que tener paciencia”, suelta entre risas.

10.55 horas. La situación supera cualquier expectativa. “Nunca pensamos que sería así”, dice confundida la señora Patricia Díaz, presidenta de la mesa. Esteban Paredes ya firmó cientos de autográfos y hay filas para verlo. Pocos votan, pero son muchos los que quieren estar cerca del vocal más famoso. El diputado Gabriel Silber también aprovecha su visita al colegio para tomarse una foto. “Cómo hincha de Colo Colo es un placer verlo. Llevo un recuerdo para mis hijos”, cuenta.

Es tal la demanda por una foto, que la presidente de la mesa 102, pide que trasladen a su vecino futbolista. El jefe de Local, capitán de Ejército Andrés Landerers, accede a la petición. La presidente de la mesa 102 está feliz, pero antes del cambio, también le pide una foto a Paredes.

14.45 horas. El flujo de personas en la mesa 103M no baja. Pocos votan, cientos se sacan fotos. Los militares organizan la fila para las fotos y autógrafos. Dos carabineros llegan para apoyar la situación. La tendencia se mantiene. En éste local de votación en Maipú hay más interés por el futbolista que el nuevo Presidente de la República. Hay personas que vinieron desde Peñalolén por una fotos, otros desde Puente Alto. La señora Verónica Villa caminó desde la Plaza de Maipú para llevarle autografiada una camiseta a su esposo. Diez cuadras, a todo sol, para un autógrafo. De votar, mejor ni hablar.

17.55 horas. Ya son más de diez horas en lo mismo. En la mesa 103M votaron 194 personas (11 más que en la primera vuelta), pero más de miles llegaron a sacarse una foto con el vocal Esteban Paredes. Un niño sigue llorando por su ídolo que está muy cerca. Paredes se acerca, lo toma en brazos y el pequeño es feliz. Sigue llorando.

El delantero firma un par de autógrafos antes de votar por primera vez en su vida. Entra a la cámara secreta y al salir, otra vez, las fotos. No para un segundo. Deposita el sufragio en la urna, firma y toma asiento. Respira por el deber cumplido.

19.13 horas. Termina el proceso y sus compañeras de mesa por fin pueden abrazarlo. Patricia, Ema y Carmen Gloria se sacan una selfie con Esteban Paredes que se despide feliz. Accedió con cada una de las personas que se lo pidieron, mucho más con ellas con las que compartió durante todo el día. Antes de subirse al auto una foto tras otra y una mujer le pide que le grabe “un saludo para mi tío Pato”. Accede otra vez.

Cuando por fin enciende el motor, una señora se le acerca. No tiene un plumón para firmar la camiseta y el periodista Alfredo Martínez le da su lápiz. “Tírela para allá la camiseta para poder firmarla”, le dice Paredes a la mujer que recibe feliz la firma. Es la última de un largo día.

Cuando la Range Rover sale por el Pasaje San Ramón, un vecina de Maipú grita: “Dejen a ése pobre hombre en paz”.

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