Dinamarca: la muerte de Chamaco y el bautizo de Esteban Paredes
"Cuando terminó el partido, los restos de Francisco Segundo Valdés Muñoz comenzaban su camino al Cementerio Parque Santiago".
La Roja entrena en Copenhague. A lo lejos, se escuchan los gritos de Eduardo Berizzo, el ayudante técnico de Marcelo Bielsa.
Todo es ritmo y repetición de movimientos tácticos. La motivación fluye espontánea entre los jugadores, aunque algunos como Esteban Paredes tienen la garganta apretada. Angustia parece ser la palabra correcta para definir el momento.
Minutos antes, cuando iniciaba otro entrenamiento antes del partido con la selección de Dinamarca, el preparador físico Luis Bonini reunió a todo el plantel y les dio la noticia: “Anoche falleció en Chile Francisco ‘Chamaco’ Valdés”.
Todos se sorprendieron. Unos por curiosidad (alguna vez había oído hablar de este ex jugador), otros por interés genuino como Gonzalo Fierro y Jean Beausejour. Harold Mayne-Nicholls le habló a algunos integrantes del plantel del “legado de Chamaco”.
Para Esteban Paredes fue distinto. Colocolino desde niño, siempre escuchó sobre éste ídolo surgido del barrio y que estuvo hasta el último día de su vida en la Población Juan Antonio Ríos. Un goleador admirable.
Esteban creció haciendo goles entre Pudahuel y Cerro Navia. Salvatore Schillaci fue su ídolo desde el momento en que se convirtió en máximo anotador del Mundial de Italia ’90. En el Club Franja Juvenil al pequeño Paredes le decían “Totó” por el artillero palermitano.
Pero Chamaco era Chamaco.
Esa noche previa al partido con Dinamarca, Esteban Paredes compartió pieza en la concentración con Héctor Mancilla, atacante del Toluca y elegido por Bielsa para ocupar el lugar del ausente Humberto Suazo.
Paredes llevaba apenas un mes en Colo Colo y 4 goles. Su historia en grande recién comenzaba. Por eso su nombre no estaba en la primera línea de la Selección.
Más de 5 mil chilenos venidos desde Suecia, Noruega y Alemania alentaban a la Roja en Copenhague. Todo era fiesta, banderas, bengalas e himnos improvisados. Hasta que el silencio respetuoso acompañó el homenaje a Chamaco.
Paredes, de pie en el sector del banco de suplentes del Brøndby Stadion, sentía como propio el momento. A los dos años su padre -jugador por esos años del Club Thomas Alva Edison de Pudahuel- le regaló su primera camiseta de Colo Colo.
A la misma hora del partido la Presidenta Michelle Bachelet aparecía en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de la Población Juan Antonio Ríos para despedir a Francisco “Chamaco” Valdés. Paredes, sin saberlo, preparaba su propio homenaje en Dinamarca.
A los 39 minutos del partido, el delantero recibe las últimas instrucciones de Berizzo para reemplazar al lesionado Mancilla. Lo releva con un beso en la mejilla. Mal que mal compartieron habitación durante tres noches en Europa.
Esteban ingresó con la camiseta número 21 y 21 también fueron los minutos que esperó para anotar su primer gol por la selección chilena. Matías Fernández metió una pelota entre las piernas del zaguero Simon Kjaer (que por esos años jugaba en el Palermo de Italia) y Paredes completó la escena sacándose al arquero Stephan Andersen.
Un golazo vestido de blanco como Chamaco.
Para sellar un día cargado de emociones, participó en el gol del triunfo de Alexis Sánchez.
Cuando terminó el partido, los restos de Francisco Segundo Valdés Muñoz comenzaban su camino al Cementerio Parque Santiago.
Ya pasaron 450 semanas.
Esteban Paredes por esos días estaba a 160 goles de Chamaco, el máximo goleador histórico de la Primera División de Chile. Hoy está a sólo 18 y nunca olvidará que su primer festejo con la Roja llegó al mismo tiempo de la despedida de un ídolo.
En su casa aún guarda una camiseta que intercambió con un jugador danés esa jornada inolvidable: de adiós y de bautizo.