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29 de Junio de 2018

Abreu, el otro loco que se enamoró de Chile

Pero aquí está otra vez, con 41 años y en Malloco poniéndose la camiseta de Magallanes, la número 27.

Por Luis Marambio Torres
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La primera vez que vino a jugar en Chile tenía 19 años…

Su carrera profesional había comenzado en julio de 1994 en Defensor Sporting, casi como un golpe del destino. Un año antes destacaba en el Trouville, equipo de la Liga Uruguaya de…básquetbol.

En 1992 ganó el Torneo Federal de menores y sus números de ala-pívot (más de 20 puntos por partido) lo llevaron a la Selección Sub 17 de Uruguay el ’93, el momento exacto en que su vida cambió.

Un día llegó atrasado al entrenamiento. Pero atrasado en serio, sin atenuantes: “Llegué una hora y media tarde!!!!!”, contaría después entre risas. La expulsión fue inmediata.

Sin torneo de básquetbol volvió resignado a su otra pasión: el fútbol. De Montevideo regresó a su tierra natal para seguir jugando de delantero en Nacional de Minas.

Sólo habían pasado cuatro semanas de su expulsión del seleccionado cestero cuando Vicente Rodríguez lo citó a la Sub 17 de Uruguay que jugaría el Sudamericano de Colombia.

En el torneo -que clasificó a Chile para el recordado Mundial de Japón- ingresó en el último partido con Bolivia y anotó dos goles, suficientes para convencer a Defensor Sporting de contratarlo.

El fútbol sería su deporte aunque, paradójicamente, su nuevo club es conocido por ser el “decano del básquetbol uruguayo”.

En medio de esos giros del destino llegó a Santiago en abril de 1996.

Tenía 19 años…

Asomó por el túnel norte del estadio Nacional con seguridad a pesar de los silbidos de miles de hinchas de Universidad de Chile, el rival esa noche. Con más de un metro noventa de estatura y pelo muy corto, se movía provador en el centro del campo antes del pitazo de Cláudio Cerdeira, el áribtro brasileño.

Pasaron sólo 15 minutos del arranque, cuando el destino otra vez le abría las puertas grandes del fútbol. Literalmente. Un pelotazo desde la mitad de la cancha pareció inocuo hasta que el defensor argentino de la U Cristián Traverso resbaló y le permitió controlar con la zurda y rematar con la misma pierna.

Sergio Vargas sólo tocó el balón pero no pudo evitar el gol.

En la Tribuna Pacífico del Nacional maldecía y levantaba los brazos a modo de protesta Marcelo Ríos, apenas un año mayor que el protagonista de esta historia.

El “Chino” festejó los goles del “Leo” Rodríguez, del “Matador” Salas y del “Huevo” Valencia pero igual se fue molesto del estadio porque Washington Sebastián Abreu anotó otro descuento para Defensor Sporting.

En Ñuñoa comenzó el despegue internacional del “Loco”, que jugó partidos en los cinco continentes antes de reencontrarse con Chile.

En junio de 2017 firmó en Deportes Puerto Montt y alcanzó el Récord Guinnes del alemán Lutz Pfannenstiel que vistió 25 camisetas profesionales diferentes.

Otra vez el destino. Abreu entró en la historia en la misma ciudad que popularizaron “Los Iracundos”, sus compatriotas, a los que escuchó de pequeños sin imaginar que el tiempo lo ubicaría a él en la fuente de inspiración de “Sentado frente al mar”.

Tampoco imaginaría que en Chile cortaría su racha: este año firmó en Audax Italiano, el único club de su larga carrera en el que no marcó goles.

Pero aquí está otra vez, con 41 años y en Malloco poniéndose la camiseta de Magallanes, la número 27.

Ya le entregaron su camiseta, la “13”. El “Loco” la usa desafiando a la mala suerte pero no al destino, ese que lo sacó del básquetbol para convertirlo en leyenda del fútbol.

El “Loco” está enamorado de Chile. Aquí vino a jugar cuando tenía apenas 19 años…

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