Desafíos de calidad desde la sala cuna
Tanto el discurso como la implementación de medidas de calidad en el sistema, debe ir acompañado de una reflexión profesional profunda, en torno a todos aquellos aspectos y elementos que esta denominada “calidad” supone; dado que si apuntamos en primera instancia a su significado, nos encontramos con que la calidad por definición implica: “Un conjunto de propiedades inherentes a una cosa que permite caracterizarla y valorarla” y entonces surge la pregunta: ¿Qué permite entonces caracterizar y valorar a la primera infancia, en virtud de la calidad?
Las políticas educacionales del siglo XX apuntan fundamentalmente a la calidad y equidad, dentro de cada uno de los niveles educativos que forman parte del sistema. En este sentido, el nivel sala cuna no queda excluido de estos parámetros, muy por el contrario, se asume el desafío de considerar su contexto y requerimientos particulares, en pos de todas aquellas medidas que permitan resguardar el compromiso de calidad.
En este escenario, investigaciones dan cuanta del impacto de una alta calidad educativa en los logros y aprendizajes de niños y niñas, quienes son favorecidos en cuanto a autonomía, sociabilidad, motricidad, afectividad, lenguaje y cada una de las áreas que comprometen su desarrollo integral. Por su parte, tanto el discurso como la implementación de medidas de calidad en el sistema, debe ir acompañado de una reflexión profesional profunda, en torno a todos aquellos aspectos y elementos que esta denominada “calidad” supone; dado que si apuntamos en primera instancia a su significado, nos encontramos con que la calidad por definición implica: “Un conjunto de propiedades inherentes a una cosa que permite caracterizarla y valorarla” y entonces surge la pregunta: ¿Qué permite entonces caracterizar y valorar a la primera infancia, en virtud de la calidad?
La calidad entonces, desde una mirada reflexiva, nos invita a poner el acento en espacios, materiales, tiempos, estrategias, propuestas, innovaciones y todos aquellos elementos o contextos de aprendizaje, cuya mejora le asigne efectivamente una valoración a este importante nivel dentro del sistema; dado que mediante ello estamos apostando a la formación de niños y niñas que desde los primeros años de vida, se relacionen en espacios de apertura a las experiencias, de armonía, de diversidad de aprendizajes y de pertinencia, entre muchos otros elementos que favorecen efectivamente su desarrollo pleno, dado que una educación de “mala calidad” en la primera infancia, repercute considerablemente en los aprendizajes socioemocionales y cognitivos de niños y niñas, sobre todo de aquellos que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad, y que constituyen o deben constituir, tanto la preocupación política como humana de toda una nación.