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12 de Octubre de 2018

Experto en adicciones: “La marihuana aumenta la deserción escolar y disminuye los logros académicos”

Carlos Ibáñez, psiquiatra, académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y coordinador del programa de prevención de alcohol y drogas, "Planet Youth", manifestó su preocupación por los altos índices de consumo que reveló el primer diagnóstico de la iniciativa, y celebró la preocupación del gobierno de apoyar el programa y extenderlo a 15 o 20 comunas durante el próximo año.

Por Redacción EL DÍNAMO
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El promagrama “Planet Youth“, que ya se ha implementado con alta efectividad en 30 países europeos, llegó a Chile en marzo de este 2018 con la promesa de disminuir los altos consumos de sustancias entre los adolescentes, a través de una estrategia de prevención comunitaria.

El plan islandés, liderado en el país por Clínica Psiquiátrica Universitaria de la U. de Chile, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), y la Sociedad Chilena de Pediatría, se echó a andar de forma piloto en las comunas de Colina, Renca, Melipilla, Las Condes, Lo Barnechea y Peñalolén, y el pasado 2 de octubre entregó al gobierno los resultados de su primer diagnóstico. La respuesta de las autoridades fue inmediata, y junto al apoyo entregado para extender la iniciativa a otras comunas el próximo año, se decidió la conformación de una mesa técnica intersectorial para profundizar y explorar su desarrollo.

Sobre las cifras emanadas del diagnóstico realizado en junio y julio pasados entre 8.422 estudiantes de segundo medio de las comunas que son parte de “Planet Youth” en Chile, las innovadoras estrategias de prevención que plantea el programa y la urgencia de enfrentar el problema del consumo de sustancias en Chile, y particularmente de la marihuana entre los adolescentes, habla en la siguiente entrevista el Dr. Carlos Ibáñez, encargado de la Unidad de Adicciones de la Clínica Psiquiátrica Universitaria y coordinador del programa en Chile.

Según los datos entregados, el 40% de los jóvenes encuestados ya se ha embriagado al menos una vez, y el 29,3% de ellos ya ha consumido marihuana, ¿qué le parecieron estas cifras?

Los resultados con respecto al consumo son muy esperables, porque es similar a los datos que tenemos de la encuestas escolares. A los expertos islandeses, los puntos que más les llamaron la atención tienen relación con el consumo: la precocidad del inicio y la cantidad de consumo de marihuana en los adolescentes. En Islandia, en su peor momento el consumo de marihuana llegó a un 17%, y eran el país de mayor consumo en Europa. Estamos muy mal en eso.

Con la marihuana se da un hecho interesante, que es que está instalada popularmente como una droga que se piensa poco nociva, pero se ve que los especialistas en salud mental hacen mucho hincapié en la prevención de su consumo entre los adolescentes, ¿en qué se fundamenta este llamado de alerta?

El consumo de marihuana es muy problemático entre los adolescentes. En nuestro país uno de cada cinco adolescentes que ha consumido el último año tiene una dependencia a la marihuana. El mayor motivo por el cual los adolescentes en nuestro país están en tratamiento por adicciones es la marihuana, o sea dos de cada tres adolescentes que están en tratamiento en Chile es por marihuana. Entonces, el mito de que es segura, natural y que no es un motivo por el cual hay que preocuparse, ha generado que aumente mucho el consumo, se disminuya la percepción de riesgo y se normalice entre los adolescentes.

Lo más preocupante es que los padres no saben mucho qué hacer porque tienen una información muy contradictoria desde los medios de comunicación, que lamentablemente han ido facilitando una mirada mucho más inocua e incluso positiva de la marihuana, y eso ha significado que vayan cambiando las percepciones y se haya ido normalizando el consumo.

Además de la adicción, el otro gran problema de la marihuana tiene que ver con que aumenta la deserción escolar y disminuyen logros académicos de quienes la consumen. Esas son las cosas más consistentes y graves. También está el aumento del riesgo suicida y los suicidios consumados, y el aumento de las psicosis crónicas al doble en toda la población, y entre más jóvenes es más peligroso.

Además de las cifras de consumo ¿qué podemos resaltar de este primer diagnósitco?

Lo novedoso de los resultados es que podemos hacer cruces con factores de riesgo que normalmente no los tenemos tan visualizados como que se pueden modificar. Concretamente había preguntas que se les hacía a los estudiantes respecto a dónde consumen, también a si sus propios padres conocen a los padres de sus amigos, y resulta que la mayoría de los chiquillos consumen alcohol y drogas en la casa de los amigos, y los padres no se conocen entre ellos.

Entonces, esa descoordinación entre padres permite que sucedan cosas muy concretas, como que se juntan los jóvenes de segundo medio, que supuestamente no deberían tener acceso a alcohol, y se van a la casa de algún padre que no está o que no es riguroso a la hora de prohibir el ingreso de alcohol a la casa, o incluso algunos lo facilitan. El inicio del consumo de alcohol antes de los 13 años es muy alto.

Y en ese sentido, ¿la coordinación entre los padres se plantea como un paso básico en la estrategia de prevención?

Claro, eso es algo novedoso, es muy sencillo y básico, pero no se hace.

¿Y es parte de las modificaciones que se podrían recomendar a los miembros de las comunidades escolares?

Es una recomendación que haya acuerdos entre padres respecto a consumo o no de alcohol en las fiestas, y horario de salida. Y eso que no lo malinterpreten los niños y lo vean como un toque de queda, porque en realidad no es un toque queda, sino una guía de crianza en la que se ponen de acuerdo un grupo de padres para ser más coherentes. El gran tema es que los adolescentes dicen ‘a Juanito lo dejan salir hasta tal hora, le dejan esto y lo otro, ¿por qué a mí no?’, y la verdad es que muchas veces los padres no saben que contestar. En cambio, si existe un acuerdo que está pre escrito, no hay ambivalencias respecto a la hora en que las fiestas van a terminar, si se consume o no alcohol o si se fuma marihuana. Esta coordinación facilita mucho porque así un padre puede decir, ‘sabes que no, nosotros decidimos esto otro en la reunión de curso y esto es lo que corre’. Esas cosas así de sencillas y básicas, son las que estamos promoviendo.

El énfasis en la organización comunitaria en relación con la prevención del alcohol y las drogras, se levanta entonces como un factor clave dentro de “Planet Youth”…

Sí, el programa hace un llamado a la comunidad ponerse de acuerdo y a hacerse cargo de su rol de guía y crianza con los adolescentes. También se promueve mucho el ofrecer actividades recreativas que compitan con el ocio no estructurado, con el tiempo libre mal ocupado. En el fondo es ‘haga todo lo posible para retardar el consumo’, que ojalá esto parta después de los 18 años. Queremos facilitar todas lo que podamos para que los jóvenes puedan hacer deporte, música, arte y etc. Las actividades estructuradas extra curriculares también son muy promovidas.

¿La sola entrega de información no es eficaz?

La verdad, que no ha mostrado resultados positivos el educar respecto a los consumos. Más que centrarse en darle charlas a los estudiantes y decirles que no es bueno que tomen alcohol, y darles teoría respecto a los efectos adversos de los consumos, debemos modificar el ambiente para que se vean expuestos a situaciones mucho más positivas para su desarrollo, y en donde haya menos acceso y menos refuerzo al consumo de drogas lícitas e ilícitas. Esa es la originalidad, es una prevención ambiental más que estar centrada en la entrega de información.

En estos primeros meses de implementación, ¿cómo se ha distinguido este programa de otros que se han implementado en el país?

De partida este no ha sido un diagnóstico aséptico y lejano que queda en un cajón más. Ya se están movilizando los equipos de los colegios, las municipalidades y la universidad, para ir mirando estos datos e irse coordinando, y ya se está ocupando esta información para reasignar recursos para el próximo año. Los colegios están participando motivados por el equipo municipal en pleno, liderado por el alcalde, todos movilizados para mejorar la calidad de vida de sus estudiantes, y ya se reunieron para conocer sus factores de riesgo y protectores. El proceso que ya se ha llevado a cabo es muy rico y distinto a lo habitual.

Tras la entrega de resultados en La Moneda las autoridades afirmaron que conformarán una mesa técnica sobre el tema, ¿cuál es la idea de esta mesa?

La mesa tiene dos objetivos, uno es apoyar el trabajo de estas seis comunas haciendo que las medidas que ellos quieran tomar y las brechas que tengan puedan ser apoyadas por el gobierno central. La idea es que si ellos necesitan más flexibilidad para ciertas cosas en educación, se las pueda facilitar el Ministerio de Educación, si ellos necesitan mayor coordinación entre un programa de salud con desarrollo social, que estos ministerios puedan conversar para generar más coherencia. En el fondo se genera una comunicación desde las comunidades locales hacia los programas nacionales. Lo segundo es el próximo año aumentar este grupo de comunas a unas 15 o 20 más. Esto ya liderado por el gobierno central y más allá de este piloto que encabezamos nosotros como Universidad.

¿Cuándo se podrán ver resultados del programa “Planet Youth” en nuestro país?

Los contratos firmados con las municipalidades y la universidad son a cinco años, tenemos medición al año uno, tres y cinco, y a los cinco años ya debiésemos notar un cambio evidente. Incluso, tal vez a los tres años podríamos ver algo.

Finalmente, ¿por qué es tan relevante que el país y la Universidad de Chile se hagan cargo de este tema?

Porque el consumo de sustancias lícitas e ilícitas es uno de los principales problemas de salud pública que tiene nuestro país, porque aumenta las inequidades, afecta mucho más a los vulnerables sociales y a los adolescentes, y la Universidad de Chile tiene un rol en liderar las innovaciones y las medidas que están de punta en el mundo. El impacto social que tiene este proyecto es muy alto y tiene todo que ver con el espíritu de la Universidad, ser líderes en el conocimiento científico y en implementar formas nuevas de hacer las cosas, en un problema tan importante como es el consumo de drogas en adolescentes de nuestro país.

 

Carlos Ibáñez, psiquiatra, académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y coordinador del programa de prevención de alcohol y drogas, “Planet Youth”.

 

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