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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

PSU: el comienzo de una nueva prueba que podría despertar

"El problema con la PSU se arrastra desde 2006, oportunidad en que el movimiento estudiantil que se conoció como la 'Revolución Pingüina' tomó como bandera de lucha terminar con la cuestionada prueba".

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Cuando muchos estudiantes en todo Chile ya estaban en sus establecimientos para rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU) de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, la accidentada PSU 2020, el Consejo de Rectores informó la suspensión en todo el país, debido a la filtración de facsímiles de este test.

A raíz de la filtración de la Prueba de Historia, Geografía y de Ciencias Sociales, hecho informado por el DEMRE, se generó la invalidación metodológica, debido a lo que implica que se exponga el contenido de la prueba. La jornada anterior de prueba, el DEMRE había suspendido las pruebas de Matemáticas y Lenguaje, total o parcialmente, en 64 sedes de un total de 729 en el país. Los primeros llamados a boicotear la PSU se hicieron hace dos semanas atrás y finalmente se concretaron con las lamentables consecuencias que esto conlleva: repetir pruebas, realizar un nuevo test de Historia, programar nuevas jornadas para rendir el examen y un proceso de admisión que se atrasará varias semanas o meses.

El problema con la PSU se arrastra desde 2006, oportunidad en que el movimiento estudiantil que se conoció como la “Revolución Pingüina” tomó como bandera de lucha terminar con la cuestionada prueba.

Desde esa época que se vienen pidiendo cambios y modificaciones al examen de ingreso a la educación superior. Muchos gobiernos han pasado y ninguno se ha hecho cargo de implementar mejoras al sistema de admisión. Esta situación refleja una falta de prioridad de este instrumento en las agendas políticas.

La segregación que genera esta prueba la he vivido muy de cerca y la veo todos los días en la comuna de Lo Prado: los jóvenes de colegios públicos no tienen la capacidad de competir con alumnos de colegios particulares y las diferencias más abismantes se producen cuando comparamos resultados entre comunas. Por ejemplo, el puntaje PSU promedio en Vitacura el 2017 fue de 623 puntos, mientras que en San Antonio fue de 470 puntos. Las brechas sociales dependiendo del lugar de estudio (y donde generalmente se vive) saltan a la vista.

Como el primer profesional de una familia de un barrio popular de Lo Prado, estudié en un colegio subvencionado porque mis padres podían pagarlo con mucho esfuerzo. Entiendo completamente el problema de la discriminación que genera la PSU, refrendada en sendas brechas entre regiones y Santiago y entre colegios de ricos y pobres.

Para solucionar esta crisis se necesita la creación de un nuevo sistema de admisión con amplia participación de todos los actores sociales vinculados con la educación (Colegio de Profesores, agrupaciones de estudiantes, academia, universidades, centros de formación técnica, institutos, centros de estudio, Ministerio de Educación, sociedad civil, etcétera).

Asimismo, los cambios requieren una medición de conocimientos y habilidades que consideren una diversidad de factores, terminando con la discriminación entre alumnos de colegios de elite y los municipales de comunas de menos recursos económicos de país. Los expertos deberían considerar las recomendaciones que hace años el Demre entregó al Consejo de Rectores de Universidades Chilenas (Cruch).

El gobierno y todos los actores del mundo educacional tienen una gran misión y desafío por delante: eliminar paulatinamente la inequidad y segregación porque el fin de una época y el comienzo de una nueva prueba podría despertar.

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