Las lecciones que deja el exitoso regreso a las clases presenciales en Uruguay
Dar inicio al proceso de retorno a los colegios, en la medida que la pandemia estaba mayormente controlada, y un monitoreo constante por parte de las mismas comunidades escolares, han sido algunas de las claves del país charrúa.
Mientras en el resto de los países de Sudamérica sólo han podido retomar las clases presenciales en algunas zonas de sus respectivos territorios, en Uruguay hace más de dos meses que todas sus escuelas se encuentran abiertas, convirtiéndose así en el primer país de la región en regresar masivamente a las aulas.
De esta manera, y tras partir el 22 de abril con la apertura de algunas escuelas rurales (apenas a un mes de su cierre), Uruguay dio inicio al proceso de regreso gradual a la presencialidad, el cual terminó por completarse -sin mayores inconvenientes- el pasado 29 de junio. Pero, ¿qué ha caracterizado al exitoso plan de retorno uruguayo y qué lecciones deja?
Las claves
Si bien, la población de Uruguay es bastante pequeña en comparación con otros países de Sudamérica, alcanzando únicamente cerca de 3 millones 500 mil habitantes, lo cierto es que, además, la incidencia del Covid-19 ha sido especialmente baja en esa nación, arrojando 52 casos positivos por cada 100 mil personas.
De hecho, hasta este 16 de septiembre, Uruguay sólo registraba un total de 1.827 casos (1.545 recuperados) y 45 fallecidos (una de las tasas de mortalidad más bajas de la región), cifras mucho menores versus, por ejemplo, las de Chile, donde los casos totales se elevan a 439.287 (411.853 recuperados) y se contabilizan 12.058 personas que han perdido la vida.
Así, con la pandemia en algún grado controlada, era comprensible que Uruguay encabezara la lista en cuanto a retornar a las clases presenciales en medio de la pandemia.
Pero, más allá de lo sanitario, otro punto que le jugó a favor al país charrúa fue la continuidad de las clases de la mano de un fuerte programa de educación online, el cual no fue improvisado.
Hay que recordar que, desde 2007, se lleva a cabo en el país charrúa un proceso de transformación digital de la educación, a través de cual se entregaron a las comunidades escolares dispositivos tecnológicos y se han proporcionado herramientas de gestión de aprendizajes, al mismo tiempo que se ha estado capacitando a los profesores en esta materia.
Gracias a ello, en Uruguay no hubo que interrumpir los procesos educativos para sentarse a pensar desde cero en cómo abordar la educación a distancia y todo siguió un curso ágil y fluido, lo que al final hizo más fácil la planificación de un retorno a clases.
Por otro lado, y con miras al regreso a la presencialidad de forma masiva, en Uruguay se elaboró un riguroso protocolo que, pese a no establecer el uso obligatorio de mascarillas en las aulas sino que sólo en el transporte público, define una serie de medidas, tales como mantener la distancia física mínima recomendada, permanecer menos tiempo en los establecimientos y la aplicación de test PCR aleatorios cada 15 días entre quienes trabajan en los colegios.
Además, el monitoreo en torno al cumplimiento de dichas medidas ha sido constante. Así lo aseguró Pablo Caggiani, miembro del Consejo de Educación Inicial y Primaria dependiente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) de Uruguay, quien además aseguró que en esta tarea” las comunidades educativas y los sindicatos han sido clave para garantizar que tuviesen geles o que hubiese ventilación”, consigna El Confidencial.
En el caso de Uruguay, y al igual como sucedería en Chile ante un eventual regreso a las aulas, la asistencia a los colegios es de carácter voluntaria durante el período de pandemia. No obstante, ésta se encuentra alrededor del 90%.